ste día, el cacique tehuelche Casimiro Biguá reconoce la soberanía argentina en el estrecho de Magallanes, considerando incluso a Punta Arenas y la bahía San Gregorio como parte del territorio nacional. Hasta tal punto llega su adhesión que, luego de su pronunciamiento, retorna a la capital magallánica portando símbolos argentinos. Como parte del acuerdo con el gobierno nacional, se le prometieron raciones dos veces al año.
“En junio de 1866, Biguá volvió a Buenos Aires con Piedrabuena para ofrecer la fundación de una colonia en el estrecho de Magallanes, y por lo cual Mitre lo ascendería a teniente coronel del Ejército Argentino, nombrándole al capitán de guardias nacionales, Doroteo Mendoza como su secretario. En noviembre viajaron a Carmen de Patagones y luego pasaron a la isla Pavón, adonde reuniría más de cuatrocientos jinetes tehuelches bien preparados, haciéndoles una demostración de cuan hábiles eran con las armas enviadas y avivando fervientemente al Gobierno argentino, ante las miradas complacidas de Piedrabuena y Mendoza” (La Prensa Austral, 7/5/2016).
Biguá se había convertido en cacique, en 1840, por el fallecimiento de la legendaria María la Grande, que era la líder indiscutida de todos los tehuelches al sur del rio Negro. Su velatorio había abarcado a toda la región, durante tres días ardieron fogatas en la Patagonia para honrarla.
A partir de los asentamientos chilenos en el estrecho, en 1843, Biguá comerció diversos productos con ellos.
Para su adhesión, fue decisiva la instalación de Luis Piedra Buena en la isla Pavón, desde 1859, ubicada en el río Santa Cruz, a unos 40 kilómetros de su desembocadura. Los tehuelches de Biguá comenzaron a estrechar vínculos y a comerciar con la factoría establecida ahí por el marino argentino.
Al principio, tuvo una actitud ambigua, pactando con ambos gobiernos, recibiendo sendos rangos militares y raciones de alimentos, tratando de mantener la integridad de la nación tehuelche.
Biguá y cinco jefes principales de varios clanes, se reunieron para discutir acerca de la conveniencia de ponerse al servicio de Argentina o Chile, siendo los dos países que reclamaban soberanía sobre esas tierras. Luego de varias jornadas, el 3 de noviembre de 1869, los nativos izaron la bandera argentina y se comprometieron a defender los territorios nacionales.
