iempre que un fueguino tiene la chance de estar en el seno de una actividad deportiva deja su marca, pero en esta oportunidad no fue protagonizando desde adentro de la cancha sino acompañando.
Augusto Tipaldi, estudiante del profesorado de Educación Física en Buenos Aires, en el año 2013 llenó un formulario para ser voluntario sin demasiadas ilusiones sobre lo que podía suceder con aquel envío.
Sin embargo, de a poco fue avanzando con una entrevista a fines de 2015 para la cual se preparó con el portugués. Ya en febrero de este año, le llegó la noticia impensada: estaba aprobado para ir a los Juegos Olímpicos.
Hospedado en la casa de una voluntaria, originalmente debía trabajar todos los días en equitación alrededor de 9 horas, pero pudo acomodarse en un ambiente más copado y divertido donde la Argentina se destaca y destacó notablemente: el hockey sobre césped.
“La última semana fue más agitada de lo normal con una cantidad de argentinos impresionante. La primera gran emoción vino cuando estábamos terminando de comer con unos compañeros de laburo y les digo: ¿Vamos a ver a Delpo?. Faltaban dos horas para el partido y fuimos de caradura, vestidos de voluntarios y con la acreditación. Nos mandamos y con buena onda, sin hacer ninguna macana, pasamos. Entramos al partido, vimos a Nadal -un placer a estadio lleno- y nos cambiamos de cancha para la final de dobles con una de las Williams hasta que empezó a coparse de argentinos, hasta las manos. Mucho aliento, parecía un partido de Copa Davis de local y verlo jugar a Delpo en el nivel que jugó, después de los momentos que pasó, de las lesiones, fue algo inolvidable. Tuve la fortuna de vivir un partidazo, con una derecha envidiable ante un Murray que juega a otra cosa, es un relojito, no erra nunca y mereció ganar”, comenzó diciendo.
Y siguió: “Al otro día seguimos con los playoffs de hockey en Deodoro. Al tocarme días nublados no podía hacer playa. Me sentía como en el club, voluntarios por todos lados, muchos argentinos. Fuimos al voley porque quería conocer el Maracanazinho a ver Brasil - Argentina, otra experiencia increíble. Los brasileros hacen explotar la cancha y lo que más me sorprendió fue el buen comportamiento con hinchas de los dos equipos en la tribuna, algo que para nosotros es imposible de pensar”.
“En el partido que perdieron Las Leonas con Holanda me pegué una mojada tremenda, pero lo que vivimos con el hockey masculino fue algo tremendo. El estadio era argentino, hasta las manos mal, pocos belgas, menos brasileros y los nervios eran muchísimos. Tuve la chance de estar al lado del banco de suplentes casi pegado al 'Chapa', pero se me escaparon unos gritos y me echaron -entre risas-. Llegás a un punto donde sentís que realmente sos parte de esto, estando tan cerca”, detalló.
Agregando emocionado que “cuando terminó el partido lloré y después, pensando bien, no entendía como lloré por hockey, pero lo conseguido es algo histórico, que marca un salto de calidad en la disciplina. Lo que viví no me lo voy a olvidar, los jugadores todos unos fenómenos”.
“Tocar una medalla de oro olímpica es un sueño que nunca hubiera imaginado. Nos invitaron a la Casa Argentina y llegamos un poco tarde porque las distancias son largas. Una chica no nos quería dejar entrar y Charly, del cuerpo técnico, se peleó como 10 minutos para que ingresemos, charlamos con el Chapa y los jugadores. Nos invitaron a una salida, pero preferimos dejarlos tranquilos y nos fuimos a dormir. Antes de volver a Buenos Aires a retomar el trabajo y seguir con los meses de profesorado voy a pasar por Copacabana a hacer unos días de playa, algo que me quedó pendiente. Hoy, con los JJOO finalizados, siento que toqué el cielo con las manos”, enfatizó para concluir.
Vivir el máximo logro del hockey argentino desde adentro. Momentos que ni en los sueños más locos se imaginan...
