lrededor de esta fecha, quedan asentados los primeros movimientos que lograron conservarse del Registro Civil de Río Grande. Según una investigación efectuada por el historiador Oscar Domingo Gutiérrez, se pudo constatar el inicio del libro segundo de defunciones de esa dependencia del norte fueguino. El artículo, publicado en la revista Impactos, informa que ese registro es el más antiguo que se pudo encontrar y que el primer asiento reflejado allí lleva el número de orden 150.
La jurisdicción de ese Registro Civil, además de la pequeña aldea de Río Grande y su zona aledaña, incluía datos vitales ocurridos en la zona rural como en el río Fuego y la estancia Viamonte, entre otros.
Gutiérrez investigó el período comprendido entre 1902 y 1952, que consideró: “Un segmento de nuestra evolución que puede ser considerado como etapa pionera”. En ese lapso, detectó los registros de 695 fallecimientos, de los cuales sólo 216 correspondieron a mujeres.
Durante ese medio siglo la población del norte fueguino tuvo una lenta evolución. En el Censo Nacional de 1895, en el entonces departamento San Sebastián, se registraron 73 individuos. En tanto, que en los datos compilados por el cuarto relevamiento nacional de población, en 1947, la población de la ciudad de Río Grande sumó 1.401 personas, que con la zona rural se elevó a 2.402 individuos.
Un párrafo aparte estuvo dedicado a las enfermedades contraídas por los nativos en el contacto con europeos, cuyos virus y bacterias hicieron estragos en organismos que no contaban con un sistema inmunológico que pudiera resistir la invasión microbiana. Una cita del cura Lorenzo Massa señaló: “De los 703 muertos de 1890 a 1910, alrededor del 80 por ciento murieron de tisis pulmonar: en las partidas de defunción dice tisis, influenza, Gruppe, debilidad, hemorragia pulmonar, lo que por el contexto viene a resolverse siempre en tisis”.
A partir de una Memoria Anual, el autor formuló un interrogante sobre los selk´nam: “Si los muertos fueron 235 y los bautizados 394; ¿dónde están los 159 que faltan? Con nosotros quedan sólo 32”. Gutiérrez explicó que la concentración de nativos en la Misión La Candelaria facilitó el contagio. Ante el pánico que les producía no encontrar explicaciones y observar el fracaso de los intentos curativos, la reacción de los fueguinos fue dispersarse.
