Flota holandesa colapsa al salir del estrecho hacia el Pacífico
El 8 de septiembre de 1599

Flota holandesa colapsa al salir del estrecho hacia el Pacífico

08/09/2016
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na flota holandesa sufre fuertes averías y queda al borde del colapso al intentar navegar por el océano Pacífico, en medio de una fuerte borrasca y enormes olas, luego de dejar atrás la boca occidental del estrecho de Magallanes. Este día, “a la aurora faltaban dos chalupas de las tres naves detenidas. Como las demás habían puesto velas al viento, los siguieron por espacio de tres horas, con la esperanza de que en breve alcanzarían gozosos a la nave almirante” (Sebalt de Weert y Willem Schouten. Descubrimiento del Cabo de Hornos).
Cuando se reencontraron, el capitán pidió la urgente asistencia de carpinteros para reparar el “gran daño de las naves Fe y Felicidad”. Pero, al comenzar los trabajos, “nunca más esas naves volvieron a ser vistas por las otras”. El viento huracanado que comenzó a soplar las empujó decididamente hacia el sudoeste. “Pero, al surgir el día las dos naves con gran dolor comprendieron que estaban completamente abandonadas” y regresaron al estrecho.  
Las naves habían partido de Ámsterdam, el 27 de junio de 1598, con el propósito de habilitar una vía de navegación hacia el oriente asiático. Al iniciar el viaje la flota estaba compuesta por las naves Esperanza, Caridad, Fe, Fidelidad y Alegre Mensaje.
Luego de incursionar por la costa africana, cruzaron el océano Atlántico y se dirigieron hacia el estrecho de Magallanes, adonde arribaron el 5 de abril. Unos días después, como un hecho premonitorio de la tragedia que se avecinaba, sepultaron “al oficial Ian Diricksz de Dort, el primero en morir en el estrecho”.
Luego dos tripulantes fueron ahorcados por asaltar la despensa, otros tres fueron asesinados por los nativos y otro cayó al agua y se ahogó. Pero sólo era el preludio del drama. El clima desfavorable los obligó “a permanecer en este Golfo Verde, al cual dieron el nombre de Golfo de Cordes, porque la flota en él invernó y más de ciento veinte hombres murieron allí, por el hambre y las distintas penurias. En efecto, estuvieron hasta el 25 de agosto azotados por lluvias, granizo, viento constante, hambre e indecible miseria”.
Luego de semejantes padecimientos, la tripulación llevó a cabo varios actos de amotinamiento y fueron represaliados drásticamente por el comandante. Finalmente, sólo la Fe pudo subsistir y emprender el duro viaje de regreso.

Autor : Bernardo Veksler
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