Tierra del Fuego es lo “más desolado que se pueda concebir”
El 23 de septiembre de 1719

Tierra del Fuego es lo “más desolado que se pueda concebir”

23/09/2016
E

ste día, el marino George Shelvocke, integrante de la expedición comandada por el pirata John Clipperton,  considera encontrarse ante el “país más desolado que se pueda concebir”. Al disiparse las brumas, que plantearon una total incertidumbre sobre su derrotero, los ingleses se dan cuenta que están frente al cabo San Vicente y próximos a ingresar en el estrecho de Le Maire.
Shelvocke fue parte de la expedición que recorrió diversas costas americanas, entre 1719 y 1722, con el fin de atacar y quedarse con las riquezas que los barcos españoles llevaban en sus bodegas. Al regresar a su país, publicó Un viaje alrededor del mundo por la ruta del gran mar del Sur,  “donde narra historias dramáticas: dos motines, un naufragio, el combate con una nave española, hambre, sed, escorbuto, disentería” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
Luego de dejar atrás ese estrecho, los navegantes sufrieron chubascos de granizo, nieve y lluvia, que llevaron a Shelvocke a ratificar su conclusión: “sería imposible para cualquier ser vivo subsistir en un clima tan riguroso”. A esas inclemencias, la tripulación debió sumar que “no avistó ningún pez ni ave marina alguna, con la excepción de un albatros negro que fue derribado de un tiro”.
Encontrar a esa ave era considerado por los marinos como un signo de buen augurio y su muerte abría las puertas de todas las desgracias. Una de ellas fue la melancolía, que ocupa un lugar destacado en el relato de Shelvocke, que la considera como “el sentimiento de haber sido abandonado, de lejanía abismada, de gusto desaborado (…) Todo gris, siempre gris. Dejó de ser protector el cielo y el vacío se instala con una espesura inconcina en el alma. Faltan amigos y cómplices que puedan distraer a los marinos de sus propios pensamientos en esa región remota del mundo, donde nos hallábamos separados del resto de la humanidad para luchar solos contra el clima tormentoso, completamente distantes de cualquier puerto al cual recurrir en el caso de pérdida de los mástiles o por cualquier otro accidente, sin chance de recibir asistencia de ningún otro navío”.
Su pesadumbre lo lleva a reafirmar que “Tierra del Fuego era una zona estéril e inútil”.  Estos textos contribuyeron al concepto que desarrollaron los europeos de vincular a esa zona con el fin del mundo.

Autor : Bernardo Veksler
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