Las monjas salesianas salen de paseo con familias selk´nam
El 27 de septiembre de 1896

Las monjas salesianas salen de paseo con familias selk´nam

27/09/2016
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ste día, aprovechando el buen clima reinante, las monjas salesianas organizan una salida  por el campo cercano junto a un grupo de nativos que se habían acercado a la Misión La Candelaria, próxima a Río Grande. Las religiosas pasean con algunas familias selk´nam y, en un alto de la caminata, aprovechan la oportunidad “para enseñarles el padre nuestro, al paso que anotábamos las palabras que la mujer decía en su idioma”, según cuentan en las Crónicas de las Hijas de María Auxiliadora.
Luego, el relato se continúa con el regreso a la sede misional, donde una mujer selk´nam “vino con nosotras a hacer una visita al Santísimo Sacramento; después quiso ayudarnos a sacar el peso, y lo hacía con tanta buena voluntad que nos daba gusto. Al fin, le dimos un pan para que entendiese que quien trabaja se gana el sustento. Tomó su pan y se fue muy contenta”.
En las crónicas se reflejó el caso de un fueguino que “fue a trabajar de muy buena gana” y “participó en misa por primera vez”. Las mujeres, en tanto, comenzaron a aprender el oficio de hilar, y, el 14 de enero, ya comenzaron solas a hilar lana. Este hecho “llenó de alegría” a la congregación y se propuso exhibirlo como un logro de la misión evangelizadora fueguina ante la visita de la superiora general del Instituto, Catalina Daghero, que estaba programada para el 12 de julio del año siguiente, cuando efectivamente arribó a la misión.
Según las mencionadas crónicas, la distribución de víveres se había convertido en un poderoso magnetismo para las familias selk´nam, a quienes se les entregaban raciones consistentes en “una ollita y un panecillo por persona”.
Para entonces, la ocupación por parte de los estancieros del espacio vital de los nativos, desquició por completo su modalidad milenaria de subsistencia y debieron ser asistidos en su alimentación, tanto por los salesianos como por las raciones suministradas por la gobernación o la caridad.
El tendido de alambradas y las persecuciones consumadas por el personal armado contratado por los estancieros, fue empujando a los nativos sobrevivientes hacia los lagos y los bosques, generando batallas sangrientas entre los que defendían su haruwen (territorio de un determinado linaje) y los forzados migrantes que huían desesperados del acoso de los mercenarios.

Autor : Bernardo Veksler
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