ste día, a las cuatro de la tarde, la flota comandada por el comodoro Augusto Lasserre llega a la bahía de Ushuaia. La elección del lugar para fundar la subprefectura se debió a la existencia allí de la misión anglicana, cuestión que hizo suponer a Lasserre que les garantizaba una buena relación con los canoeros del Beagle.
Una crónica, publicada por el diario La Prensa, describió la existencia de un “pueblo de 330 personas, ordenado y limpio, con iglesia, escuela, talleres, asilos y casas particulares” (Arnoldo Canclini. La Armada Argentina en Tierra del Fuego).
Lucas Bridges, quien era un niño en esos días, escribió una reseña de sus memorias como testigo privilegiado: “Los excitados indígenas se agruparon alrededor de mi padre y de Lawrence, preguntándoles qué amenaza les traería aquello. La sensación de un ataque inmediato a nuestra querida tierra llenó de temor a algunos de los miembros más jóvenes del grupo”.
Bridges, al referirse a los recién llegados, relató que “quedaron encantados con todo lo que vieron, pues habían pasado los seis meses anteriores en el cabo San Juan, en la isla de los Estados”, donde habían fundado otra subprefectura y construido un faro que sería perpetuado como el “del Fin del Mundo”.
Dos días después, Lasserre y Tomas Bridges recorrieron “la bahía buscando el mejor lugar para los futuros edificios. Eligieron un punto llamado Alakushwaia (Bahía del Biguá), lo que ponía cierta distancia con los indígenas civilizados, que la experiencia mostró que no era suficiente. De inmediato se comenzó la construcción de cuatro casillas para albergar al personal que quedaría allí. Mientras tanto los argentinos mostraban su buena voluntad, por ejemplo, haciendo que los dos médicos de a bordo revisaran a los fueguinos”.
Bridges, al enviar su informe a Londres, insistió “en su satisfacción por el trato recibido, lo que llevó a la institución (anglicana) a agradecer por ello al gobierno argentino.
Lasserre, cuando recibió a los responsables anglicanos de la misión de Ushuaia, les entregó un texto oficial que declaraba que “las ideas de la ilustración y progreso que animan al gobierno argentino… han hecho apreciar debidamente la importancia de los servicios que la Misión aquí establecida puede seguir prestando en la benéfica y cristiana obra de la catequización de los naturales” (op. cit.).
