ste día, Ramón Lista registra una importante aumento del caudal del río Chico, “en Korpen-aiken, creció 9 pies (2,70 metros) (…) sumergiendo los terrenos más bajos”. También, “cerca de Ay-aiken, he notado señales de grandes inundaciones” (La Patagonia Austral).
En sus observaciones sobre los cursos de agua, señaló: “El sistema hidrográfico patagónico es muy interesante, siendo digna de particular estudio la rara uniformidad en las formas generales de los ríos. Aquellos situados al Sur de los 47° presentan, con poca diferencia, la misma disposición orográfica de sus márgenes, la misma forma caprichosa de sus líneas sinuosas y hasta la misma temperatura”.
Todas las nacientes de los grandes ríos se encuentran en los Andes y “están sujetos a crecientes periódicas que muchas veces inundan sus valles en extensiones considerables”.
Lista registró en “el curso inferior del Gallegos” la presencia de “grandes troncos de robles, arrastrados por las aguas desbordadas y depositados a más de 500 metros de las orillas”. También, que ese río, que “posee un rico caudal de agua”, está formado por “algunos arroyos que bajan de los Andes” y “riachos tributarios, de los cuales el más caudaloso entra en él cerca de su desembocadura, según datos que recibí de los indios en mi último viaje”. En Punta Arenas lo denominaban río de la Escoria, por “la abundancia de lava en su álveo y orillas”.
Sobre el río Santa Cruz, describió que “sale del lago Argentino que con el Viedma el San Martín y el Misterioso forman el sistema lacustre más importante de Patagonia”, que alimentan su caudal “de veneros subterráneos y ruidosos torrentes originados por los deshielos”, constituyendo “el segundo término entre los ríos patagónicos, siguiéndole el Río Chico, cuya cuenca es bastante considerable”, donde se encuentran “los mejores campos, considerados del punto de vista agrícola y ganadero” y aconseja al Gobierno que mande “hacienda vacuna y lanar”, para destinarla a “proveer de carne fresca a los buques de guerra estacionados en la bahía de Santa Cruz”.
Más cerca del estrecho, existe “una pequeña llanura que baña en parte el Río de las Minas”. Allí “pacen los animales que alimentan a la colonia de Punta Arenas”, que “dado el caso de un arreglo equitativo podemos ceder a Chile, manteniendo nosotros jurisdicción hasta Punta Perno, en la Bahía Peeket” (op. cit.).
