Convocan a la huelga general en solidaridad con obreros presos
El 21 de octubre de 1920

Convocan a la huelga general en solidaridad con obreros presos

21/10/2016
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ldquo;Compañeros Trabajadores del Campo. La policía de esta ha detenido a un grupo de obreros, a quienes se niega a poner en libertad a pesar de haberlo ordenado el Sr. Juez Letrado, Dr. Ismael P. Viñas. Tal arbitrariedad nos ha obligado a decretar y continuar el Paro General, por cuya razón os invitamos a dejar el trabajo y a venir a esta Capital como acto de solidaridad, y hasta que nuestros compañeros recobren la libertad”, proclama el volante, fechado este día, firmado por la Sociedad Obrera de Río Gallegos.
El material de agitación –rescatado junto a otros similares por el historiador Ricardo de Titto, en su libro Voces en las calles-,  constituye un testimonio de la conflictiva situación social que se vivía en la Patagonia austral.
Toda la Patagonia austral argentino chilena estaba inmersa en una profunda conflictividad social, fruto de la inflexibilidad de la patronal y la combatividad obrera, que derivaba en continuas medidas de acción directa y movilizaciones que eran respondidas con cruentas represiones.
Esa situación de aguda polarización social tenía su epicentro en la región Magallánica, cuyas conducciones gremiales no tomaban en cuenta las fronteras y convocaban a medidas de fuerza que se acataban simultáneamente en Santa Cruz y Tierra del Fuego.  
Para la fecha de la convocatoria recordada, el incumplimiento de un convenio firmado, por parte de los estancieros, derivó en una huelga generalizada y en un proceso de movilizaciones que se prolongó hasta 1922.
El presidente Hipólito Yrigoyen envió un contingente militar, comandado por el teniente coronel Héctor Benigno Varela, para terminar con la huelga, que ya tenía ramificaciones en Chubut y Tierra del Fuego, y hasta en territorio chileno. Los enardecidos peones también protagonizaron episodios violentos, como secuestros, saqueos y ataques a las estancias.
Entonces Varela decidió poner fin a la huelga manu militari y desató una feroz represión ejecutando sumariamente a centenares de peones, que fueron enterrados en tumbas comunes sin ninguna identificación. El saldo de los fusilamientos oscila, según las distintas versiones, entre 500 y 1500 víctimas.
El terror implantado y el intencionado ocultamiento de la masacre perduraron por décadas. En los años setenta, salió a la luz la barbarie cometida gracias a la inclaudicable labor del historiador Osvaldo Bayer.

Autor : Bernardo Veksler
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