ste día, parte de Buenos Aires el transporte Villarino. A bordo viaja la Expedición Exploradora de Tierra del Fuego comandada por Ramón Lista. Integraban la misión el médico cirujano de la Armada Polidoro Segers, el capitán José Marzano, monseñor José Fagnano y veinticinco hombres de tropa.
Arriban a San Sebastián el 24 de noviembre e inician el desembarco. El día siguiente estalla la tragedia. El 27, Lista redacta un informe de lo ocurrido al presidente Miguel Juárez Celman: “…después de un ligero tiroteo, el matorral fue desalojado quedando en nuestro poder algunos prisioneros, mujeres en su mayor parte, y sobre las zarzas veinte y seis (sic) indios muertos (…) regresé al campamento general con los prisioneros tomados de los cuales envío nueve a Buenos Aires en el transporte “Villarino” para ser entregados a quien corresponda” (Colectivo GUIAS. Fueguinos en el Museo de La Plata: 112 años de ignominia).
El trágico incidente generó distintas versiones y críticas, en primer lugar del propio Fagnano quien consideró desproporcionado el uso de la fuerza. Segers describió: “acribillado por las balas cayó el valiente y por conmiseración fue ultimado con un tiro de revólver en el oído derecho”. Pero, a su vez, el médico fue acusado por el salesiano Juan Belza: “cuando volvió a Buenos Aires, trajo para el servicio doméstico a un matrimonio Haush, Keppenau y Háuseme quienes desaparecieron sin dejar huellas”.
Por su parte, el futuro gobernador fueguino, “el militar Pedro Godoy, integrante también de la expedición de Lista denuncia: Los soldados de caballería que en número de veinticinco y como escolta acompañan a la expedición, mataron sesenta y cinco indios entre hombres, mujeres y criaturas, algunos de los cuales se disecaron bajo la dirección del cirujano Segers, médico de los expedicionarios. Durante varios días se desangraron pieles, se peinaron cueros cabelludos, con el pelo adherido aún, y se hirvieron y limpiaron cráneos y esqueletos de los pobres onas”.
Los salesianos aportaron otra versión: “El comandante Spurr dijo airado, que era una barbarie lo que hacen con los fueguinos. Embarcó a dos criaturas en pañales a las que le mataron la madre, ocho chicos, cinco mujeres heridas y varios hombres, algunos heridos otros no. Aseguran personas dignas de fe que los indios se acercaron al personal de la expedición sin aires de enemistad” (op. cit).