El demonio de la Patagonia ingresa a la cárcel de Rawson
El 22 de noviembre de 1904

El demonio de la Patagonia ingresa a la cárcel de Rawson

22/11/2016
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ste día, el famoso delincuente Ascencio Brunel, apodado El demonio de la Patagonia, es trasladado a la cárcel de Rawson. Se había dispuesto que sea derivado a Santa Cruz para ponerlo a disposición de la justicia que lo requería por diversos delitos. En la misma situación estaban sus secuaces Joaquín Catrilaf y Domingo Santos.
La historia del bandido comenzó, según los relatos populares, como otros tantos de sus colegas, al ser “acusado injustamente de un crimen que no había cometido, se había hecho prófugo e internado en los montes patagónicos” (Marcelo Gavirati. Revista Todo es Historia N°477).
Su lugar de nacimiento dio lugar a conjeturas, algunas versiones indicaban que “había nacido en las Malvinas y que era hijo de padre italiano y madre inglesa”. Otros sostenían que era uruguayo, “originario de La Florida”. Se registró su ingreso a Punta Arenas en 1888. Allí, “por celos, cometió una muerte”, robó dos caballos “y seis horas de buen galope lo pusieron fuera de las garras de la policía”.
Diversos hechos delictivos, acompañados “de decenas de actos heroicos”, se fueron acrecentando “dentro de la memoria popular hasta transformarlo en un personaje casi mítico”. También su habilidad para fugarse de las varias detenciones que había sufrido, agrandaron la leyenda.
Su principal fuente de subsistencia eran los guanacos y ñandúes, que le aportaban comida y abrigo. Tenía una habilidad especial para robar caballos, se estimó en varias decenas de animales los hurtados tanto a colonos como a tehuelches. Los nativos además sufrían el secuestro de muchachas, que Brunel seleccionaba como amantes circunstanciales.
Los ilícitos ocurrían un día en Río Gallegos, “mañana en Santa Cruz, en cinco días en el Chubut, despistaba completamente a sus perseguidores (…) indios y cristianos coaligados galopaban en su persecución, pero llegaban siempre en retardo. Algún caballo cansado o degollado indicaban por donde había pasado el bandido; pero indefectiblemente, cuando creían estar ya sobre él, Asencio había devorado cincuenta o sesenta leguas…”.  
Luego de protagonizar fugas de las cárceles de Gaiman, Trelew, Rawson y Río Gallegos, sus andanzas aparentaron haber terminado en 1900, al anunciarse su muerte por un cacique. Pero, reapareció en 1904 y fue a parar a cárcel de Las Heras en Buenos Aires, para marcharse al Chaco luego de cumplir su condena.

Autor : Bernardo Veksler
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