ste día, se difunde el hallazgo realizado por científicos de varios países, quienes descubrieron uranio en un trozo de hielo extraído desde una profundidad de 133 metros en el territorio antártico. “La presencia de estos restos de uranio coincidirían con el aumento en la producción de este mineral ocurrido en 1995 en Australia, y se presume que la propia circulación atmosférica transportó estas partículas” (myehter-net.blogspot.com)
La investigación estuvo a cargo de científicos del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine (EE.UU); el Instituto Antártico Chileno (INACh) y la Universidad de Rio Grande do Sul, de Brasil.
En noviembre de 2007 “extrajeron un testigo de hielo en la meseta Detroit, al norte de la península antártica y a 1.930 metros de altura sobre el nivel del mar. Para el geofísico y glaciólogo del INACh, Ricardo Jaña, un testigo de hielo constituye un muy buen registro del pasado climático de la zona, que está expuesta a los procesos de cambio climático que vive el planeta”.
El registro ambiental contenido en esos trozos de hielo cubre períodos no registrados por los observatorios instalados en diversas partes del mundo. Jaña señaló que "en la Antártica, los datos climáticos más antiguos son de sesenta años atrás, cuando se instalaron las primeras bases".
El análisis de las muestras exigió un trabajo exhaustivo de expertos del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine, quienes pudieron “detectar la presencia de trazas de uranio que, de acuerdo con el nivel en que se encuentra, coincide con un año cuando en Australia aumentó la producción de uranio", informó el investigador chileno.
La hipótesis plantea que el material generado por esta actividad minera fue arrastrado por el viento y siguió la trayectoria de la circulación atmosférica similar al sentido de las agujas del reloj hasta llegar y precipitar en la zona de la meseta Detroit.
Investigadores de la Universidad de Washington informaron que la temperatura de la Antártida aumentó 0,5 grados entre 1957 y 2006 y que el promedio de elevación de la temperatura desde la Revolución Industrial fue de 0,6 grados. Cuestión que sumada a la presencia de uranio en la Antártida, revela la incidencia que tuvo el desarrollo industrial en el ambiente del planeta.
