ste día, un grupo de sublevados del norte santacruceño se entrega a las autoridades de Comodoro Rivadavia, luego de deambular por Las Heras y Jaramillo sin encontrar policías para hacerlo.
Al llegar a la ciudad, un telegrama enviado a Buenos Aires informó que habían “entrado en ésta catorce individuos de a caballo, que son parte de un grupo de revoltosos que se separó de los bandoleros provocando la curiosidad pública, pues eran conducidos en un pintoresco grupo a la policía” (Ernesto Maggiori. Los años de la Revolución en Patagonia).
Luego de ser puestos a disposición de las autoridades, fueron acusados de participar de algunos asaltos “involuntariamente”, debido a que fueron obligados por un grupo más violento.
En esos momentos se estaba desarrollando la despiadada represión contra los peones en huelga, en las postrimerías del conflicto denominado La Patagonia Rebelde. Como estribaciones de esa confrontación social, hubo grupos de peones que cometieron hechos de violencia, desmanes y asaltos a estancias.
Un telegrama enviado desde la ciudad chubutense dio cuenta de “que en la estancia Romberg, situada a 4 leguas de Colonia Las Heras, se hizo una verdadera orgía, con lujo de destrucción”. Eso obligó a muchos vecinos de la localidad a huir desesperadamente hacia Comodoro: “se encuentran aquí refugiados todos los empleados del ferrocarril detenido en Las Heras”.
El grupo que se había entregado manifestó su rechazo a las prácticas del líder y se dirigió hacia alguna localidad donde poder entregarse a la policía. La marcha hacia Comodoro fue un intento de eludir la acción represiva de los militares que se habían desplegado por la zona al mando del capitán Anaya, quien “comenzó a rematar a tiros a quienes encontraba caminando por el campo. Muchos de ellos eran paisanos indefensos e indocumentados que deambulaban sin sus propios caballos”. Cuando eran detectados por las tropas “se los despojaba de sus pocas pertenencias de valor y se los fusilaba allí mismo”.
Al evaluar la situación, los gobernantes y la justicia chubutense estaban “temerosos de que la solidaridad de algunos gremios se expresara por lo que sucedía en Santa Cruz, los detenidos fueron embarcados en el vapor Argentino con rumbo a Puerto Deseado. Probablemente las autoridades del yacimiento petrolero evitaban de esta manera que el conflicto rural repercutiera y se extendiera en lo urbano”.
