Describen a los perros de los nativos de Tierra del Fuego
El 30 de diciembre de 1882

Describen a los perros de los nativos de Tierra del Fuego

30/12/2016
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a expedición francesa comandada por Luis Martial, denominada Mission Scientifique du Cap Horn, recorre la región austral con un contingente de científicos que realizan numerosas observaciones. También toma contacto con los nativos fueguinos y efectúa una descripción de los perros que estaban integrados a su vida familiar.
El perro nativo cumplía un rol múltiple acoplado a los hábitos de vida de la familia yagán. “Pequeño y feucho, de pelo largo y leonado y con hocico puntiagudo que lo hace parecer al zorro. Es muy fiel a sus dueños y ladra furiosamente en cuanto percibe que se acerca un extraño… Para adiestrarlo desde muy joven se lo abandona en una cabaña aislada en donde desarrolla su instinto;  así resulta buen cazador y se acostumbra a llevar la caza a su choza. Provee a su propia subsistencia y si falta la caza, se arregla con mariscos, pescaditos…” (L. F. Martial. Histoire du voyage. Citado por J. Belza).
No era difícil encontrarse con algún ejemplar en Tierra del Fuego. “Los oficiales de la misión terrestre mataron algunos en la bahía de Orange y los de la (nave) Romanche comprobaron su presencia al borde del canal de Beagle y en la caleta Banner. Es más grande y más fuerte que nuestro zorro. La cabeza y el cuello son de un rubio grisáceo; las orejas, en la parte de afuera abermejadas, lo mismo que las patas anteriores a partir del codo y las patas posteriores. El dorso y los flancos son de un rubio más gris y la extremidad de los pelos es negra (…) La cola es cerrada y termina con una punta negra rodeada de un anillo de pelos rubios. Largo del cuerpo, del hocico a la base de la cola: 0,79 metros. Largo de la cola: 0,25 metros”.
El Museo Británico posee un ejemplar embalsamado llevado desde Puerto Hambre.
Fitz Roy aportó otras descripciones, lo definió como una cruza de terrier y zorro, que pueden tener la pelambre oscura, aunque también “hay muchos perros casi blancos  o agradablemente manchados (…) sorprenden a menudo a las aves mayores mientras comen por el suelo y mientras descansan, tal es la cautela con que caen sobre su presa”.
El salesiano Maggiorino Borgatello escribió que “los onas tienen motivos para quererlos porque les sirven en la caza del guanaco, del zorro y de los pájaros…; custodian su toldo y de noche sirven de caloríferos al ponerlos sobre sus cuerpos”.

Autor : Bernardo Veksler
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