Tres perros polares son lanzados en paracaídas en la Antártida
El 20 de enero de 1966

Tres perros polares son lanzados en paracaídas en la Antártida

20/01/2017
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omo parte de la ejercitación de un operativo de emergencia, tres perros polares son lanzados en paracaídas, en la Antártida, desde un  helicóptero del rompehielos “San Martín”. Se trataba de Poncho, un legendario integrante de misiones antárticas, Pato y Bucky, que participarían de “un ejercicio de búsqueda y rescate, a unos 30 kilómetros al sur de la Base “General Belgrano”. Además de los tres perros, se lanzaría un trineo desarmable, víveres y elementos de supervivencia. Y, desde otro helicóptero, unos minutos antes, saltarían dos oficiales” (Emilio Urruty. Poncho. La legendaria vida de un perro polar argentino).
En los momentos previos, se encontraba “envuelto en un incómodo arnés, que no era ni similar a los que solía utilizar para el trineo, Poncho se sentía ahora bastante inquieto. Gimió tímidamente. El suboficial que estaba a cargo de lanzar a los perros, que sentía un afecto especial por Poncho (habían vivido varias aventuras juntos), tenía la mano sobre su lomo. Lo miró y le sonrió. Tomándole la cabeza suavemente con ambas manos, le dijo en voz muy alta: “¡Hoy es tu gran día, Poncho!” (…) iba a saltar desde una aeronave a relativa altitud, con un paracaídas que había sido adaptado para su cuerpo”.
Aunque existían experiencias en otros lugares, sobre todo en medio de enfrentamientos bélicos, “Nunca en la historia de nuestra Antártida se había hecho algo así”.
“De repente, la puerta del aparato fue abierta y el aire helado entró con fuerza. El suboficial a cargo (…) cumplió con su parte: perros y equipaje salieron lanzados hacia el vacío.
Durante el descenso, instintivamente los animales movían sus patas con el clásico movimiento de nadar “estilo perrito”. Al fin, llegaron a tierra (en realidad, al hielo) y sacudiendo la cola de alegría se reunieron con los hombres. En minutos, se ensambló el trineo, que fue cargado con los víveres y los elementos de supervivencia. Luego se armó el tiro de perros, con Poncho a la cabeza, y partieron. Iban al rescate de una patrulla perdida, a la que rescataron con éxito. Todos se encontraban de regreso en la Base “Belgrano” esa misma noche”.
Cuando los perros fueron retirados de la Antártida, Poncho fue trasladado a Ushuaia, donde vivió al cuidado de uno de sus viejos compañeros de patrulla, que poseía un hotel, al que no por casualidad le había puesto el nombre de “Antártida”.

Autor : Bernardo Veksler
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