Foqueros norteamericanos buscan escarmentar a los ingleses
El 26 de enero de 1821

Foqueros norteamericanos buscan escarmentar a los ingleses

26/01/2017
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ste día, una dotación de 120 hombres a bordo de un buque ballenero, comandado por el capitán Charles H. Barnard, sale dispuesta a concretar un escarmiento de los foqueros ingleses, que se encontraban operando en los alrededores del archipiélago de las Shetland del Sud, a raíz de entredichos, rivalidades y rozamientos que se fueron exacerbando por el estado de guerra que enfrentaba a Estados Unidos y el Reino Unido.  
El detonante de esta acción de represalia se produjo cuando al “capitán Barnard le robaron 80 pieles de foca, y otros capitanes se quejaban por igual motivo”. Entonces, en un “consejo de guerra, nueve comandantes americanos resolvieron dar un escarmiento a los competidores ingleses”. Había “una flotilla de pesqueros procedentes de Nueva York (…) “integrada por el bergantín “Jane María”, a las órdenes del capitán Robert Johnson como jefe de la expedición; la escuna “Henry”, capitán B. Bruno, y dos bergantines más: el “Aurora”, capitán Macry, y el “Charity” bajo la dirección de Charles H. Barnard”.  También había barcos norteamericanos “procedentes de Nantucket, Salem, Stonington y Boston”. (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
Barnard cargaba con rencores por una situación sufrida un par de años antes, cuando acudió en auxilio de los náufragos del buque mercante “Isabella”, en las islas Malvinas, que se siniestró cuando iban en viaje de Australia a Inglaterra. Se acercó al ver una intensa humareda y descubrió la presencia de decenas de sobrevivientes del naufragio, incluidas mujeres y niños. Ofreció su barco para llevarlos hacia el continente y cuando fue en un bote a cazar aves y recolectar huevos, los náufragos ingleses tomaron su barco y se marcharon, abandonándolo a su suerte en medio de una gran desamparo, que pudo sobrellevar por su presencia de ánimo y por la aparición, semanas después, de dos navíos de su país que lo socorrieron.
La venganza de los norteamericanos no pudo consumarse, porque al llegar al campamento de los ingleses no había nadie, debido que habían concurrido a una singular reunión: “Tiempo atrás, el capitán Clark había naufragado en las islas Greenwich, y los restos de su barco “Clothier”, salían a la venta en subasta pública. La concurrencia a este primer remate en la Antártida fue numerosa, y la puja entre los capitanes presentes permitió obtener altos precios” (op. cit.).  

Autor : Bernardo Veksler
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