La embarcación había pasado por Ushuaia hace 9 días

La tripulación del velero Galileo pudo homenajear en alta mar a los héroes del Crucero General Belgrano

Pertenecen a la Fundación Malvinas Argentinas de Bahía Blanca. En las últimas jornadas lograron llegar hasta la zona del hundimiento y allí arrojaron al mar una botella con un mensaje de honor a los soldados fallecidos y una caja metálica con cartas de familiares de las víctimas. Fue en medio de condiciones climáticas adversas. Ayer tuvieron que refugiarse en San Julián, para sortear los fuertes vientos, y en las próximas horas reiniciarán el regreso a Buenos Aires. Llevan una imagen de “Nuestra Señora de Malvinas” a pedido de ex combatientes de Ushuaia.
06/02/2017
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l velero “Galileo” de la Fundación Malvinas Argentinas de Bahía Blanca cumplió el objetivo de realizar en alta mar un homenaje a los soldados fallecidos como consecuencia del hundimiento del Crucero General Belgrano, durante la guerra con Gran Bretaña de 1982.
La ceremonia llevada a cabo en cercanías del lugar donde se hundió la embarcación, al sudeste de Isla de los Estados, se concretó en medio de “un mar embravecido” durante las últimas jornadas, pero recién pudo ser confirmada ayer por los miembros de la tripulación, quienes estuvieron varios días casi sin comunicación con tierra y navegando en medio de “vientos fuertes y condiciones climáticas adversas”, según describieron los organizadores de la expedición.
El Galileo con cuatro tripulantes a bordo de los seis originales (dos desembarcaron en Ushuaia por cuestiones laborales) logró capear el mal clima del Atlántico Sur y ayer a la tarde buscó refugio en el puerto de la localidad de San Julián, en la provincia de Santa Cruz, donde permanecerá unas horas hasta que la condición de los vientos le permita seguir el viaje de regreso a Buenos Aires.
“Estamos muy emocionados porque pudimos llegar hasta la zona del hundimiento del Belgrano y en una ceremonia breve, porque el mar estaba embravecido, logramos arrojar al agua una botella con el logo de la Fundación Malvinas y una caja metálica con cartas escritas por los familiares de nuestros héroes”, contó Nilo Navas, líder e ideólogo de la travesía, que además es un ex combatiente de la guerra y sobreviviente del Belgrano.
La botella que ya viaja por el mar tiene en su interior un texto escrito en español y en inglés, que rinde honores a los marinos caídos en combate, y la caja, además de las cartas, portaba flores, banderas, rosarios y otros objetos aportados por familiares de los veteranos de la guerra.
“Soplaban vientos de entre 60 y 70 nudos. El mar no daba respiro y nos complicaba la navegabilidad. Pero fue ahí, en un lugar que bautizamos como el corazón de la soberanía por su equidistancia con las islas y con Ushuaia, la capital de Malvinas, hicimos nuestro simbólico acto, que quedó registrado en fotos y en imágenes”, describió Navas.
El ex combatiente señaló también que el componente extra de emotividad lo aportó la imagen de “Nuestra Señora de Malvinas”, que fue subida en la capital fueguina, a pedido de veteranos de la ciudad, para que el velero la trasladara a Buenos Aires, donde iniciará una procesión por todo el país organizada por la Comisión Nacional de Familiares de Víctimas de la guerra de 1982.
La figura religiosa, que hasta el momento estaba instalada en el Monumento a los Caídos durante el conflicto bélico, en la plaza Malvinas Argentinas de Ushuaia, fue bendecida en Roma por el Papa Francisco, y es una réplica de que la que existe en el Cementerio de Darwin, dañada semanas atrás por desconocidos según admitieron los funcionarios británicos.
“Fue muy emocionante. Sentimos que la virgen nos cobijó con un manto protector celeste y blanco, y nos permitió seguir el viaje”, relató Navas.
El velero volvió a cruzar el estrecho de Le Maire, para refugiarse en Bahía Buen Suceso, y desde allí iniciaron su regreso que tiene fecha prevista de arribo al puerto bahiense de Ingeniero White, el próximo domingo por la tarde, de no mediar ningún imprevisto.
El barco partió de ese mismo sitio el 15 de enero, y el 23 realizó su primer homenaje a ex combatientes en San Juan de Salvamento, el paraje de Isla de los Estados donde está emplazado el mítico “Faro del Fin del Mundo” que inspiró la novela de Julio Verne.
Después remontó el Canal Beagle y llegó a Ushuaia el sábado 28, sin la hélice del motor que se perdió en medio de un temporal.
La salida de la capital fueguina se produjo el lunes 30, cuando ya existía un pronóstico desfavorable para la navegación en la zona y varios barcos antárticos habían postergado sus zarpadas para el jueves o viernes de la misma semana.
El Galileo y su tripulación fondeó en Puerto Español, dentro de Bahía Aguirre, y aguardó condiciones para dirigirse hacia el lugar del hundimiento del Belgrano en medio de vientos peligrosos para una embarcación de su tipo y tamaño.
“Todo es una gran aventura, pero estamos contentos de haber cumplido nuestros tres objetivos: haber llegado a Isla de los Estados, a Ushuaia y a la zona del hundimiento. A eso vinimos. Y encima nos llevamos la imagen de la virgen que nos acompaña y que es testigo de esta travesía y de este sueño cumplido”, afirmó Navas, ahora que el Galileo se prepara para llevarlos de regreso a casa.

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