l secretario de la Gobernación, Haroldo Arturo Simesen de Bielke –quien se encontraba a cargo del Poder Ejecutivo, al haber renunciado al cargo Manuel Fernández Valdés-, emprende el viaje a caballo desde Ushuaia hasta Río Grande.
Para cubrir el itinerario debió cabalgar durante veintiséis horas, que dividió en tres jornadas. En la primera etapa llegó a la estancia Harberton avanzando por una dificultosa senda costera. En el segundo día, utilizó el denominado sendero de Bridges –camino habilitado por los Bridges con la colaboración de los selk´nam para unir sus estancias-, para arribar al río Fuego. En la última jornada, bordeó la costa atlántica para alcanzar la ciudad del norte fueguino.
Esta anécdota rescatada por Alejandro Maveroff, en el libro del centenario de Ushuaia, es un reflejo de las dificultades que tenían los pobladores de entonces para vincular los distintos sitios de la geografía fueguina.
En otro artículo de “Ushuaia 1884 -1984”, Vicente Canga relató la historia del desarrollo de las rutas terrestres fueguinas, a partir de su experiencia como funcionario de Vialidad Nacional, organismo creado en 1935. La posibilidad de transitar se limitaba a los espacios próximos a cada localidad, a las sendas abiertas por la Gobernación o las establecidas por el trajinar de los carruajes entre las estancias, como las existentes “entre Harberton y Viamonte”, “entre Río Grande y Estancia María Behety o Segunda y Frigorífico y Estancia José Menéndez o Primera y entre ambos establecimientos a través del puente colgante sobre el río Grande, de cien metros de longitud (…) De Río Grande al norte, puede mencionarse las estancias Sara, San Martín y Cullen, que de alguna manera contribuyeron a la apertura de sendas y al cruce de ríos y arroyos mediante la construcción de puentes de madera”.
Canga recordó que “en la temporada 1937 -1938, se finaliza en Ushuaia y Río Grande la apertura de la picada y comienza con muchas dificultades el tránsito a caballo entre Ushuaia y el lago Fagnano; por mucho tiempo no se trabaja en las proximidades de Ushuaia, trasladándose a Río Grande los elementos pertenecientes a la repartición”.
Recién en la temporada 1949- 1950 se pudo habilitar un trayecto que permitió el tránsito de un primer automotor, que habilitó la utilización de la Ruta 3 entre Ushuaia y Río Grande.
