na familia de armadores gallegos comienza a operar de manera ilícita en los mares aledaños a la Antártida.
La detección de sus actividades ilegales llevó a la cárcel a seis integrantes de la compañía Vidal Armadores, quienes fueron imputados de “delitos contra el medio ambiente, integración en organización criminal, blanqueo y falsedad documental”. Para recobrar la libertad debieron abonar una fianza de cien mil euros.
En el auto de prisión, la juez señaló que este "grupo organizado", a través de "un entramado de empresas nacionales e internacionales", habían pescado de forma ilícita "austromerluza" (una de las denominaciones de la merluza negra) desde 2006 y para ello usaban varios buques registrados a nombre de empresas en terceros países "con banderas de conveniencia y constantes cambios de nombre" (Agencia EFE, 10/3/2016).
La jueza pudo detectar el cobro de una indemnización por la pérdida de una carga que había sido fraguada. También que, en 2015, el buque "Kulun" llegó a un puerto tailandés con el nombre de "Taishan" y declaró una carga de 183 toneladas de mero cuando en realidad era merluza negra. Al ser detectada la mentira, el barco comunicó que iba a cargar gasolina, abandonó el puerto y se marchó a Senegal, donde el buque intentó, ahora con el nombre "Asian Warrior", descargar la mercancía alegando que era atún.
La familia usaba para sus actividades “un entramado empresarial con compañías nacionales y otras ubicadas en países como Belice, Suiza o Panamá, que poseía buques que llegaban a cambiar de nombre varias veces” (op. cit.).
Los expertos consideraron que esta trama descubierta constituía una práctica habitual para sortear las prohibiciones existentes en los mares antárticos.
La pesca de la merluza negra es extremadamente redituable y se encuentra prohibida en aguas antárticas. La "Dissosstichus eleginoides" también es conocida “como bacalao de profundidad o róbalo chileno, es una especie protegida que llega a medir más de dos metros y pesar cien kilos. Es uno de los peces de mayor tamaño de la Antártida”. Su codiciada carne blanca es tan lucrativa “que los pescadores ilegales le llaman el "oro blanco", porque una carga media de 1,5 toneladas puede suponer unos 83 millones de dólares y se vende a restaurantes de lujo de Estados Unidos, Japón y, recientemente, Australia” (op. cit.).
