ste día, los oficiales Juan de Cartagena y Gaspar de Quesada deciden salir a la mar y abandonar la expedición comandada por Fernando de Magallanes. Contando con las siguientes naves bajo su control: “San Antonio”, “Concepción” –al mando de Antonio de Coca- y “Victoria” –al mando de Luis de Mendoza-. En la madrugada habían abordado la “San Antonio” con treinta hombres armados. Apresando al maestre –que queda herido-, al capitán y al contramaestre. Entre los atacantes se encontraba Juan Sebastián Elcano.
“Entre todos desarmaron a los que quisieron resistir, sacaron la artillería y la prepararon para hacer fuego (…) y abrieron la despensa para que todos se sirvieran de comer y beber a discreción e incluso mandaron vituallas a las otras dos naves rebeldes” (Arturo S. Gutiérrez Carbó. Operación Rescate. Desde el vértice sur).
Al llegar la expedición a San Julián y comenzar a percibirse los primeros fríos, Magallanes había dispuesto racionar las provisiones, generando un gran malestar entre los marineros, que fue aprovechado por los líderes de la rebelión. También, había descontento por la incertidumbre de navegar por mares desconocidos y existían disputas entre los portugueses y castellanos que compartían el mando.
Pero Magallanes no se dio por vencido y decidió interceptarlos, los invitó a pasar a su nave, pero los amotinados no aceptaron. Entonces, envió una carta a Mendoza a través de un alguacil y seis hombres con armas escondidas. Mientras el capitán rebelde leía la propuesta y se sonreía irónicamente, el alguacil le dio una puñalada “por el garguero, y otro marinero una cuchillada en la cabeza en el mismo instante de que cayó muerto…”
Los intentos de negociación no prosperaron. Por la noche estaba “la “San Antonio”, dispuesta a zarpar”, dejando sólo un ancla echada, que al zafar golpeó al barco de Magallanes. Este, que tenía a sus hombres alertas, ordenó abordar la nave rebelde y logró apresar “a Quesada, a Antonio de Coca” y reducir “a Juan de Cartagena”.
Luego de sofocar el motín, “Magallanes mandó descuartizar el cuerpo de Mendoza publicando que lo hacía por traidor. Al otro día hizo degollar a Quesada (…) A Cartagena y a un cura que lo secundó amotinando a la gente, los sentenció a quedar en esa tierra desolada cuando partiera la expedición”; entre otros castigos que impuso a los sublevados (op. cit.).