l geólogo italiano Giovanni Battista de Gasperi publica un informe titulado “La disminuzione della popolazione indígena della Tierra del Fuego” que genera impacto en la comunidad científica europea.
De Gasperi comparó los datos que había recogido con los obtenidos en otras épocas por otros autores. “Los números confirman un descenso brutal: hasta 1880 había unos tres mil yámanas; quedaban noventa cuando De Gasperi realizó su investigación. Lo mismo era aplicable a los onas –de tres mil en 1880, restaban trescientos- y a los alacaluf –tres mil en 1881, no más de cien tres décadas después-” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
Es decir que de un total de nueve mil nativos fueguinos existentes, después de pasados treinta años sólo quedaban unos quinientos individuos, constituyendo uno de los procesos de extinción de la población original más formidable que se haya consumado a partir del afincamiento de pobladores foráneos.
El científico evaluó las razones del genocidio y consideró que “las causas de la rápida desaparición de los fueguinos eran múltiples, pero todas tenían su origen en la llegada del hombre blanco, y las clasificó por orden de importancia:
1- Enfermedades importadas;
2- Guerra entre los indios;
3- Persecuciones por parte de los colonizadores;
4- Disminución de la caza;
5- Cambio de costumbres y de régimen de vida;
6- Mestizaje;
7- Alcoholismo;
8- Exportación de indígenas.
Los aborígenes fueguinos no estaban protegidos contra la epidemia de sarampión, que en 1884 redujo a los yámanas a la mitad; tampoco contra la tuberculosis, la varicela, la escrófula, la sífilis. Esta última, junto con la tuberculosis, era a inicios del siglo XX una de las enfermedades más difundidas entre los fueguinos”.
De Gasperi enfatizó sobre la destrucción operada de sus modos de vida mantenidos relativamente estables durante siglos. “Ahora se transportaban familias fueguinas a jardines zoológicos europeos, se alcoholizaba a los aborígenes para lucrar con el intercambio de pieles de focas y de nutrias por un poco de guachacay, se abusaba sexualmente de las mujeres y se disparaba contra los hombres, a veces por diversión. Incluso la guerra entre los indígenas estaba relacionada con el arribo del hombre blanco” que obligó a avanzar a los desplazados sobre terrenos vecinos.
