Treinta confinados correntinos preparan la fuga del Presidio
El 24 de abril de 1934

Treinta confinados correntinos preparan la fuga del Presidio

24/04/2017
E

l arribo a Ushuaia de la escampavía chilena “Contraalmirante Micalvi” y la confraternidad que se desarrolló entre la oficialidad y los confinados políticos, promueve un plan de fuga a bordo de ese navío, aprovechando una escala prevista en Navarino y desde allí contratar un transporte hacia Punta Arenas.
Los confinados “invitan a la plana mayor a la hostería de Salomón, y a la tarde los chilenos les ofrecen “lo que ellos llaman un bajativo, vale decir un copetín a base de excelente Pisco”. Esa comida que se imaginaba de camaradería fue el principio de una grave escisión entre los confinados. Un correntino, José Cabral, ha programado su fuga en el barco; está de acuerdo con los 29 correntinos que en Ushuaia trabajan en el penal, y sienten gran solidaridad provincial. Pero el teniente Bigliardi, vigilante disimulado de los radicales, alerta al capitán chileno quien revisa el buque. No aparece el presunto fugado y el barco suelta amarras” (Jimena Sáenz. Revista Todo es Historia N° 78).
Pero el infiltrado, al día siguiente, buscó afanosamente a Cabral por toda la ciudad  y al no poder localizarlo informa a las autoridades. “Al otro día aparecen en la Bahía el buque chileno y el Patagonia; se observa desde lejos la maniobra sin conocerse los motivos: en ese momento el “Micalvi” entregaba a José Cabral a las autoridades argentinas. El preso baja incomunicado y es soltado recién a las 24 horas”.
Al trascender que uno de los radicales fue el que le brindó la información al militar infiltrado, estalla el estado deliberativo entre los confinados hasta descubrir que era cierta la información e identifican a Peco como el responsable de la delación de Cabral.
Los más indignados fueron los correntinos que, solidarios con Cabral, deciden tomar venganza y ejecutar al confidente. “Salen a la noche a buscarlo pero no lo encuentran pues también Peco está escondido. Ese autosecuestro es su salvación hasta que los ánimos se calman” (op. cit.).
Más allá de la venganza frustrada, un sector de los radicales estaba indignado con la actitud de su correligionario y proponen una reunión para tratar su expulsión del partido. La reunión se llevó a cabo y Peco hizo una enfática defensa de su actuación “porque le parecía una deslealtad con los chilenos”. El debate se prolongó y la reunión se fue diluyendo sin que se llegue a adoptar una decisión.

Autor : Bernardo Veksler
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