Entregan el premio “EcoAmbiente” al personal de Marambio
El 9 de mayo de 1995

Entregan el premio “EcoAmbiente” al personal de Marambio

09/05/2017
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ste día, arriba a la base Marambio una delegación del Multimedios Ambiente Ecológico (MAE), integrada por el profesor Alejandro Rodolfo Malpartida, el licenciado Sergio Carlos Recio y el ingeniero Antonio Nicolás Gillari, para hacer entrega al personal de la base del "Premio EcoAmbiente 1994". El galardón instituido para destacar la labor de personas físicas, organizaciones, organismos, instituciones, empresas y medios en la defensa del ambiente, la calidad de vida, la ciencia y la tecnología.
La elección se fundamentó por la difícil labor realizada en pos de resolver la problemática planteada por la acumulación de desechos peligrosos y orgánicos.
Luego de la ceremonia de entrega del premio, los visitantes fueron agasajados con una cena.
La delegación también se propuso aprovechar el viaje para determinar los lugares físicos factibles para implantar las torres de los eolos, para la generación eléctrica y reemplazar el grupo electrógeno que funciona con gasoil deshidratado, muy costoso y altamente contaminante. El MAE proyectaba implementar en la base Marambio un sistema combinado de generación eléctrica eólico-hidrógeno, que permitiría generar el doble de la energía requerida por la base, para demostrar la factibilidad y conveniencia del reemplazo de los sistemas convencionales de generación eléctrica en la Antártida. Con ese fin, realizaron algunos trabajos de campo sobre la flora y la fauna invernal y mediciones de la dureza del suelo.
Pero un hecho fortuito hizo que la delegación estuviera a punto de sufrir una contingencia dramática. El ingeniero Gillari salió de la casa de huéspedes para recorrer los cuatrocientos metros de distancia hacia la base, en un día de pleno sol pero con una sensación térmica de 52ºC bajo cero. Luego, recordó que el “pasamontañas que tenía puesto, como consecuencia de la humedad de mi respiración, quedó congelado a la altura de mi boca, tanto que no me permitía respirar. Instintivamente, mi reacción fue bajármelo y tomar una bocanada de aire. En ese instante sentí un fuerte dolor en el pecho y mi brazo, desde los dedos hasta el omóplato izquierdo, se me adormeció. Según los galenos, se me produjo por la variación brusca térmica un espasmo pulmonar que derivó en un infarto”.
La casualidad hizo que el médico de la base pasara por el lugar y, con las maniobras de emergencia que realizó, pudo salvarle la vida.

Autor : Bernardo Veksler
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