l estado de conflictividad social que se vive en el región alcanza a la tripulación del barco “Antártico”, que se adhiere a la huelga general convocada por la Federación Obrera Magallánica, permaneciendo anclado en el puerto de Punta Arenas y reteniendo en sus bodegas la correspondencia destinada a diversos puertos patagónicos.
El intercambio de cartas entre estancieros se convertía en el único medio de comunicación de la época y sus contenidos reflejaban sus preocupaciones por la situación que vivían.
El cónsul alemán y estanciero Rodolfo Stubenrauch le escribió entonces a su compatriota Severino Amelung explicándole los motivos del retraso en los envíos y los problemas con las transacciones. En un pasaje de su carta menciona: “He sabido por el señor Kubazech de San Julián, actualmente aquí, de las grandes dificultades, que Bahrdt, Maurer & Belgrano han tenido con sus arreos de capones a San Julián, y del resultado pésimo” y entonces recomienda que los contratos deberán hacerse en tiempo oportuno, y “hacer los arreos más temprano”. También le informó que el precio de la lana en Londres había subido un penique y también lo había hecho en Buenos Aires, llevando el precio del producto a 9,50 y 10 pesos (Ernesto Maggiori. Voces de un pasado todavía presente).
Otra carta fue la enviada por el estanciero Hugo Kubaseck también a Amelung “preocupado por el atraso de los pagos de los cheques de la firma Argensud y de la estancia “Matilde”. En esa misma carta le aclaraba haber colocado 7.000 animales de la zona de Puerto Deseado en el frigorífico Swift de San Julián. El precio arreglado con el encargado del frigorífico era de 19 centavos, un precio de excepción ya que siempre se pagaba menos –según le aclara- por lo tanto le pedía mantener este trato en silencio para que no haya inconvenientes”.
En otro párrafo de la carta hace mención al legendario dirigente de los carreros apodado “Facón Grande”: “este hombre es uno de los jefes huelguistas, pero yo me encargaré de él una vez que termine la huelga” (op. cit.). Se refería al entrerriano José Font, quien sería fusilado por los militares en diciembre de ese mismo año.
El tenor de estos intercambios epistolares da cuenta de los vínculos que se establecían, del carácter de las conversaciones que se desarrollaban y las preocupaciones que tenían los estancieros de la época.
