ste día, el selk´nam Seriot, más conocido por el seudónimo de “Capello”, “es acusado del asesinato del agrónomo y minero español J. Saint Martín y de sus ayudantes. “Capello” busca refugio en la estancia de los Bridges, quienes lo delatan. El comisario (Ramón) Cortes viaja desde Ushuaia con un pelotón de policías armados que toman el campamento en forma sorpresiva y aunque están desarmados los fusilan a quemarropa” (Colectivo Guias. Fueguinos en el Museo de La Plata. 112 años de ignominia).
“Al instante, uno de los vigilantes, haciendo fuego a quemarropa, hirió de muerte a Capello. Otro de los indios fue preso y el tercero, que intentó escapar, fue baleado (Enrique Inda. El exterminio de los onas).
El drama de Seriot había comenzado unos años antes, cuando desde la Subprefectura Marítima de Bahía Buen Suceso le propusieron hacer un viaje a Buenos Aires. “Capello dudaba, pues tenía una mujer joven y temía perderla. La esposa del subprefecto prometió entonces cuidarla hasta su regreso (…) Pero al volver, algunos meses después, su mujer había desaparecido. Según le dijeron, como otros indios habían planeado robarla, para que estuviera más segura la habían llevado a la Isla de los Estados. Debía regresar en el próximo viaje. Capello no quedó satisfecho… y cuando comprobó que su mujer no estaba a bordo se alejó protestando” y con deseos de venganza (E. Inda).
Poco después atacó “a un muchacho blanco” y se apoderó de una escopeta. Planeó secuestrar a la mujer del subprefecto para exigir la restitución de la suya, pero su propósito fue advertido y se reforzaron las custodias para evitarlo.
Luego, fue acusado de diversos crímenes. Los “señores E. Rousson y P. Willens, miembros de una misión de exploración (…) denuncian que fueron atacados por “Capello” y otros indios”. En 1894, el gobernador Pedro Godoy lo incluyó en un informe sobre el marinero uruguayo Luciano Gallardo, desertor del transporte “Villarino”, que fue “asesinado por móvil de robo, se supone, por el indígena de malos antecedentes llamado “Capello” en los campos del Cabo San Pablo (…) el referido indio, en compañía de varios otros, no es extraño a la muerte del marinero español N. Barón, que pertenecía a la tripulación de la fragata inglesa “Duches of Albany”…”
Luego de su ejecución, los restos de Seriot fueron entregados al Museo de La Plata. Su cadáver permaneció en exhibición hasta 2006.
