Un comisario pide recursos para poder alimentar a los nativos
El 6 de septiembre de 1926

Un comisario pide recursos para poder alimentar a los nativos

06/09/2017
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ste día, el jefe de policía territorial remite una notificación al gobernador fueguino, teniente de fragata José María Gómez, transcribiendo un pedido de auxilio originado en Río Grande. El autor reproduce el “despacho telegráfico remitido a esta Jefatura por el Señor Comisario Inspector de Policía, Don Marcelino Mendoza”, quien le había informado “que se han presentado esta Comisaría varios indígenas manifestando situación precaria por la cual atraviesan, que establecimientos no les dan trabajo, que tampoco admiten en Misión Salesiana, punto.- Como varios de ellos tienen familia por cuanto necesitan víveres, en vista de lo cual es que me dirijo al Señor jefe, para que por donde corresponda se tomen medidas en pro de los indígenas para que estos no carneen animales de establecimientos que por necesidad se verán obligados” (Arnoldo Canclini. Indios, policías y agitadores).
Para esa época, el campo fueguino ya había sido ocupado por los estancieros, dejando sin posibilidades de practicar sus hábitos tradicionales de supervivencia a los nativos, dejándoles como única posibilidad la de asimilarse como peones rurales. Los episodios más sangrientos del genocidio habían quedado atrás, pero las epidemias y enfermedades seguían provocando gran cantidad de bajas entre los pueblos originarios fueguinos.
Sobre esa época, Héctor Van Aken recordó que “los indios eran los principales trabajadores. Ellos arriaron las ovejas desde Ushuaia, Allí trabajaban yaganes y onas, cada uno hablaba en su idioma y los primeros en inglés y los segundos en castellano, de acuerdo a los misioneros que los trataron, se trataban bien entre ellos”. Las persecuciones se habían sosegado, “las matanzas fueron a fines del siglo pasado, cuando el gobierno nacional vendió las primeras tierras. Pero el criminal más grande fueron las enfermedades por el contacto con el blanco, los indios no tenían defensas. En el año 1932 o 1933, la familia Azocar desapareció en poco tiempo, eran 21, y la tuberculosis, el tifus los mató a todos” (Entrevista del autor. Diario Tiempo Fueguino 12/11/93).
En esos años, “los domingos mi papá me permitía ir a la misión (…) y ahí jugábamos a la pelota con ocho indiecitos que quedaban”, Van Aken recordó la tristeza que le provocaba enterarse que alguno de los chicos no acudía a la cita dominguera porque había muerto en la semana.

Autor : Bernardo Veksler
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