Un peón muere al ser golpeado brutalmente por Carabineros
El 19 de septiembre de 1917

Un peón muere al ser golpeado brutalmente por Carabineros

19/09/2017
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ste día,  Patricio Alvarado Mancilla cabalga desde Puerto Natales hacia la estancia Cerro Castillo, al ser informado que su hijo Pedro había sufrido un accidente de trabajo, al caerse de su caballo. Era un puestero de sesenta años, oriundo de Chiloé, que había llegado a la zona para encontrar trabajo.
Al llegar a la humilde casa donde se alojaba Pedro, comenzó a percibir que los que lo rodeaban le daban muestras de solidaridad desmedidas. Al ingresar, ve a su hijo “en un camastro con su cintura fajada, asistido por un hombre canoso que después se identificó como el doctor Ildefonso Díaz. Junto al lecho pudo apreciar un barril lleno de nieve”. Tanto el médico como el administrador se retiraron y quedó a solas con su hijo. “El viejo tomó con cariño la mano de su hijo. Tuvo que acercarse al rostro del joven para escuchar las palabras que emergían de aquel ser tan querido; había un rictus de dolor y miedo, mientras trataba de hacerse escuchar… “los militares fueron, me molieron el estómago a patadas…” y luego entre sollozos, las súplicas, pidiendo que lo llevara a Puerto Natales, porque no quería morir en ese lugar” (Ramón Arriagada. La rebelión de los tirapiedras).
Así pudo enterarse que los Carabineros lo habían castigado porque al requerirle el documento, dijo que no lo tenía encima. Los uniformados decidieron acompañarlo para buscarlo. Pero, en el camino Pedro lo encuentra y se los muestra. Esto fue suficiente para que estallara la ira y descargaran toda su furia sobre el cuerpo del joven por la pérdida de tiempo que les había causado.
“El doctor consideraba que era muy grave su estado, pues tenía lesiones internas de importancia y lo único que podía hacer era colocarle compresas de nieve (…) Estas ayudaban a detener las hemorragias, por la hinchazón era posible que hubiese mucha sangre acumulada en el interior del estómago. No recomendaba trasladarlo a Natales, porque moriría por los movimientos del auto”.
No obstante, Alvarado solicitó colaboración al sindicato para trasladarlo a la ciudad y desde allí en barco hacia Punta Arenas, donde al poco de llegar falleció.
La investigación de la brutalidad represiva no pudo ser encarada por la justicia, porque los Carabineros contaban con fueros y debía investigar la justicia militar, que nunca se expidió por este caso.

Autor : Bernardo Veksler
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