ste día, parte del puerto de Sanlúcar de Barrameda la expedición comandada por Hernando de Magallanes, que culminará con la primera circunnavegación del planeta.
“Estaba compuesta por cinco carabelas –Trinidad, San Antonio, Concepción, Santiago y Victoria- y 239 embarcados (otros tripulantes se sumaron en Canarias y Brasil, totalizando 265), europeos de diferentes nacionalidades. Una mayoría de españoles, aunque impresiona el elevado número de extranjeros (95 en total): 26 italianos, 25 portugueses, 19 franceses, flamencos, alemanes, griegos, tres irlandeses, un inglés y cuatro o cinco esclavos negros. Tal variedad de nacionalidades, tantos mares a ser navegados, tantos peligros a ser enfrentados, tantos riesgos de muerte prematura indican las dificultades de Magallanes para reclutar a los marinos necesarios para la empresa, pero también señalan que la movilidad y la ilusión de enriquecimiento irrumpen en la escena marítima con un vigor hasta entonces ignorado” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
La expedición de Magallanes tenía un fin esencialmente comercial y descubridor. Entre las instrucciones que recibió se le aconsejaba: “Sois gentes que vais a contratar, e no a tomarles por fuerza nada de lo suyo”; e incitaba: “Qué no vos dé pena el mucho andar por la mar, sino que trabajéis por descubrir la más tierra que pudiéredes”. Todavía los objetivos conquistadores y evangelizadores no habían sido incluidos por los monarcas castellanos.
Un mes después de la partida, la flota llegó al estrecho y esta vía de comunicación naviera abrió las compuertas a la humanidad de comprender la dimensión planetaria y de ponerse en contacto con toda la diversidad que la compone.
Sebastián Elcano le informó a Carlos V que habían hallado “un estrecho que pasaba por la tierra firme de V.M. al mar de la India, el cual estrecho es de cien leguas, del cual desembocamos”.
Ya había naufragado la “Santiago” y la “San Antonio” había desertado con la mayoría de las provisiones. También, los amotinamientos fueron reincidentes. Pero las penurias y tragedias continuarán por todo el periplo de los intrépidos expedicionarios. El comandante será ultimado en las islas Molucas y la continuación del viaje quedó en manos de Elcano, quien retorna al punto de partida tres años después, con la “Victoria” como única nave y con tan sólo 18 sobrevivientes.
