l barco “Constitución”, al mando del capitán Oliverio Russell, naufraga en las inmediaciones del Cabo de Hornos. El navío integraba la escuadra corsaria que, bajo las órdenes del almirante Guillermo Brown, se proponía hostigar a los navíos españoles en tránsito desde Chile y Perú.
Había sido comprada mediante la colecta organizada por el presbítero chileno Juan Uribe entre sus compatriotas exiliados en el Río de la Plata. Se trataba de una nave de origen norteamericano, de casco de madera y aparejo de dos palos tipo goleta. Tenía 26 metros de eslora, 5,75 de manga y 45 tripulantes, en su gran mayoría chilenos.
La goleta había zarpado de Montevideo, a principios de mes, junto con el barco “Halcón” de Hipólito Bouchard, para unirse a la flota de Brown.
La escuadra corsaria estaba integrada también por la fragata “Hércules”, al mando del capitán Walter Dawes Chitty, era el buque insignia y en el que viajaba Guillermo Brown; el bergantín “Santísima Trinidad”, al mando del capitán Miguel Brown; y la corbeta “Halcón”, al mando de Bouchard, con una oficialidad mayoritariamente francesa.
El encuentro se debía realizar en la isla de Mocha, en las costas de la Araucanía. Al llegar, Bouchard manifestó su convicción de que la “Constitución” se había hundido, pues al pasar el Cabo de Hornos los azotó una tempestad durante catorce días. La nave comandada por Russell contaba con cañones de grueso calibre y una importante carga, por lo que se creía que no pudo resistir. Ni la “Constitución” ni su tripulación volvieron a ser vistos. Los otros barcos también sufrieron averías con pérdida de provisiones, debiendo recalar en el estrecho de Magallanes, en donde desertaron cuatro marineros.
La escuadra fue organizada en previsión de un ataque español. Como no se podía afrontar un combate regular, se pensó en hostigar el tránsito realista con acciones de corso, que por otro lado podrían generar recursos a los patriotas.
El plan de operaciones de la expedición preveía atacar el comercio naval español en el Pacífico sur, apresando sus naves y cargamentos. También se pensaba desembarcar en algunos puertos para intentar sublevar a sus habitantes.
La expedición concretó sus acciones durante 1816, pudo capturar varios barcos españoles y averiar a otros tantos, también atacó los puertos de El Callao y Guayaquil, y liberó a los prisioneros de la isla de San Lorenzo.
