Los oportunistas se benefician de la situación bélica con Chile
El 26 de octubre de 1978

Los oportunistas se benefician de la situación bélica con Chile

26/10/2017
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on el título de “¡Andá Tranquilo!”, el escritor y docente Roberto Chenú, en uno de sus relatos costumbristas, recuerda las vicisitudes vividas por los pobladores de origen chileno que se encontraban radicados en Tierra del Fuego, en momentos que las dictaduras encabezadas por Jorge Rafael Videla y Augusto Pinochet, que ocupaban el poder a ambos lados de la cordillera, estaban enfrascados en una escalada bélica en torno a los límites sobre la boca atlántica del canal de Beagle y las islas Picton, Nueva y Lennox .
El diferendo se originó en el desacuerdo del gobierno militar argentino con el laudo arbitral que había emitido el Reino Unido, según lo que habían acordado los representantes de ambos países como mecanismo de resolución del conflicto. La situación parecía que inexorablemente derivaría en un enfrentamiento militar y el Beagle se fue cargando de navíos militares que se cruzaban a unos pocos cientos de metros, augurando un estallido inminente.
Finalmente el conflicto pudo resolverse por la intervención papal, que lo reencauzó hacia las negociaciones. El mediador designado por Juan Pablo II, el cardenal Antonio Samoré  sentó en torno a una mesa a la diplomacia argentina y chilena, y luego elaboró una propuesta que, con la restitución de la democracia, los argentinos aprobaron mediante un plebiscito.
Más allá del agobiante armamentismo y militarización que vivió Tierra del Fuego, hubo una manifestación autoritaria que sufrieron los pobladores chilenos residentes en la isla, que debieron dejar sus viviendas por decisión de los militares y marcharse a su país. Chenú lo recordó de esta manera: “El difunto Don Flores, me contaba que algunos vivillos aprovecharon la situación del conflicto en 1978 para apropiarse de decenas de propiedades de ciudadanos chilenos. Pagaban algún dinero al chileno que debía irse a su país por estar indocumentado y le decían:
-¡Andá tranquilo!... Yo te cuido la casa…. después arreglamos… firmame la venta de la propiedad.
Cuando pasado el conflicto volvía a la isla el chileno ya no tenía casa ni terreno, el nuevo dueño era el vivillo que le había dicho: “¡Andá tranquilo!”.
Uno de los oportunistas individualizados por Chenú “fue el dueño de la gomería situada en la esquina de Bilbao y Piedra Buena (Río Grande), que llegó a tener más de 25 propiedades, y que su hija sigue aprovechando”.

Autor : Bernardo Veksler
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