La mitad de los escolares viven al borde de la indigencia
El 6 de febrero de 1934

La mitad de los escolares viven al borde de la indigencia

06/02/2018
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n la edición de este día del diario “El Mundo”, de Buenos Aires, se publica una aguafuerte escrita por Roberto Arlt; quien refleja la crítica situación de los niños patagónicos.
En Bariloche, se acercó a una escuela donde acudían 460 alumnos. Allí pudo constatar “que el 50 por ciento de los escolares viven en la semi indigencia; asisten a la escuela descalzos, sucios, estando muchísimos de ellos totalmente desnutridos. Hubo una maestra que encontró a chicos buscando comida en un cajón de basura, otra que en un recreo miraba cómo varios niños se inclinaban en el suelo “juntando las miguitas de pan que se caían a otro que estaba comiendo”” (Carlos Espinosa. Roberto Arlt en la Patagonia).
Una de las docentes describió la situación que sufren los niños: “Usted les da un plato de sopa, después otro, y le ofrece un tercero y siguen comiendo. Es inexplicable donde alcanzan a meter tanta comida. Será porque no comen nunca. El caso es que viven hambrientos, perpetuamente hambrientos…”
Tanto el testimonio de un juez local como de las docentes coincidieron en adjudicar la responsabilidad a los padres, quienes se desinteresaban de sus hijos y los utilizaban para “cuidar las chivas” o “recoger frutilla”, perdiendo muchos días de clase.
Arlt consideró que el decreto escolar que determina que los chicos deben asistir a la escuela desde cinco kilómetros a la redonda, no podía aplicarse a rajatabla en la región, porque “una cosa es cinco kilómetros hechos a caballo y otra a pie, máxime cuando el que hace los cinco kilómetros a pie tiene el estómago vacío. Demás está decir que hay niños que llegan desde mayor distancia. En invierno, con una pésima calefacción, pues el Consejo Escolar provee de poca leña, descalzo o en alpargata, con un traje de arpillera o de trapos rotosos, con el viento que corta la cara y la nieve cubriendo las calles y los caminos y los montes, no se le puede exigir al niño una aplicación eficiente”.
Arlt se limitó a describir el crudo cuadro social de la infancia patagónica y los despectivos testimonios de los que no compartían el sufrimiento de las familias trabajadoras.
Después de las masacres de la “Patagonia Rebelde”, por muchos años las condiciones de empleo fueron impuestas unilateralmente por los patrones, en muchas estancias los salarios se percibían en vales, y las consecuencias fueron pagadas, sobretodo, por los niños. 

Autor : Bernardo Veksler
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