El único periódico de Ushuaia es redactado por los presos
El 15 de marzo de 1931

El único periódico de Ushuaia es redactado por los presos

15/03/2018
E

ste día, sale a la calle “El Eco”, periódico escrito y editado en el presidio. La orientación estaba a cargo del director de la escuela local, José Reynoso, quien colaboraba con los reclusos.
Un redactor fue Octavio S. Pico –conocido como “El poeta del presidio”-, quien criticó a los vecinos por su actitud con los presos, al recordar que habían contribuido con parte de sus raciones para asistir a los náufragos del “Monte Cervantes”. Pico reflexionó: “La ingratitud es la moda moral de nuestros tiempos. Cuando hace un año nos hablaron de ayuda material, para agradecer nuestro espontáneo tributo a los que por circunstancia excepcional vivieron un momento en Ushuaia tuvimos la esperanza, aunque casi son necesidades” (Arnoldo Canclini. El periodismo en Tierra del Fuego).
Cuando se cumplió el primer aniversario del periódico, un artículo alusivo, presuntamente escrito por Reynoso, señaló: “como Ushuaia aparece todavía como un pueblo situado fuera de la República, sin razón alguna, nosotros hemos querido aportar nuestro esfuerzo en pro de su mejoramiento, ya que es tan pobre que ni siquiera una hoja impresa se encarga de vocear sus necesidades. Uno de nuestros colaboradores dijo y con justicia que Ushuaia era la “Cenicienta de la República”. Es bonita y está mal vestida. Es tiempo que nos preocupemos por mejorarla; en ese sentido nuestra hoja aplaude sin reservas toda iniciativa, sea oficial o particular”.
Este medio generó en gran parte de los reclusos “una verdadera fiebre de producir. A tal número llegaron los originales, que hubo de prohibirse toda nueva colaboración literaria” (Aníbal del Ré. Ushuaia. El presidio maldito).
También se elogió la labor del director: “Todos recuerdan a Reynoso como una excelente persona, instituciones sociales como la Comisión de Fomento, el Tiro Federal o el Club Sportivo. Fue el primer presidente de la comisión de la Biblioteca Popular. Era el orador obligado de cualquier tipo de actos públicos. Además ejerció su apostolado en la escuela que funcionaba en la cárcel, donde era muy respetado por los presos. Allí fundó, dirigió y fue el alma mater del periódico “El Eco”, donde los presos desplegaron sus dones literarios. (…) Los niños lo respetaban mucho e inclusive se sacaban la gorra cuando él pasaba (…) Cuando faltaba un maestro él tomaba la clase” (Manuel Rodríguez. Ushuaia. La ergástula del sur).

Autor : Bernardo Veksler
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