ste día, un fuerte temporal afecta la navegación por el estrecho de Magallanes del buque de pasajeros norteamericano “Olympian” y queda varado a unos ocho kilómetros del cabo Posesión, en una de las playas, donde quedaron depositados sus restos. Había zarpado de San Francisco para arribar a la costa Este norteamericana.
Un mes antes, había sufrido una situación similar de la que pudo zafar gracias a la colaboración de “la escampavía “Huemul” y el vapor “Keel-Roy”, que lo rescataron de la varadura que había sufrido, hasta que otro temporal lo hizo encallar “definitivamente en el lugar” (Silvestre Fugellie. Revista Impactos N°85).
Otra versión indica que “el día 13 de marzo de 1906 un temporal de inusitada fuerza lo dejó al garete al “Olympia”, quedando varado en la playa”, a la altura del kilómetro 58 de la ruta Y-545 (http://www.sangregorio.cl.).
Sus doce tripulantes fueron rescatados y trasladados por el vapor “Zelandia” de regreso a Estados Unidos.
Se trataba de un navío de gran tamaño y con propulsión a vapor y ruedas. Era una típica embarcación fluvial de paletas de las que navegan por los caudalosos ríos norteamericanos, como el Mississippi, y que fue destinado a la navegación marítima por el lujoso diseño de terminación que poseía.
Podía alcanzar gran velocidad y era muy moderno para la época. Tenía ochenta metros de eslora, doce metros de manga y podía desplazar hasta 1420 toneladas. El cilindro de su máquina medía setenta pulgadas de diámetro con una carrera de doce pies.
El 7 de diciembre de 1883, el barco había zarpado del puerto de Wilmington y se dirigía hacia San Francisco en su viaje inaugural, como un lujoso buque de pasajeros que recorría toda la costa americana, pasando por el estrecho de Magallanes en enero de 1884. Luego continuó haciendo estos viajes de manera bastante regular.
El barco encallado en Posesión fue rematado por las empresas aseguradoras y adjudicado a la firma Braun & Blanchard, quienes se quedaron con “los restos del naufragio por 3500 libras esterlinas” (http://www.sangregorio.cl.).
Casi en el pie mismo de este notorio accidente geográfico se hallan sus restos herrumbrados, que, como los del “Amadeo” y la barca “Ambassador” frente a San Gregorio, constituyen un atractivo para viajeros y turistas que circulan por el área, por el mismo camino que conduce al viejo faro.
