El primer colono argentino se instala en la Patagonia austral
El 15 de mayo de 1880

El primer colono argentino se instala en la Patagonia austral

15/05/2018
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l velero “Santa Rosa”, tras once días de navegación desde La Boca, arriba a la desembocadura del río Santa Cruz, a bordo viaja Gregorio Albarracín, que se convierte en el primer colono argentino que se instala en la Patagonia austral, luego de la radicación de Luis Piedra Buena en 1868. Su amistad con el marino fue la clave para tomar esta decisión.
En una escala del viaje se casó, en Patagones, “Albarracín manifestó ser soltero, de 28 años, tucumano (…) y María Salomé González, soltera, de 17 años, porteña, (…) boda formalizada por “El Cura Vicario del Partido, José Fagnano” (Héctor Pérez Morando. Diario Río Negro, 9/12/2010).
Un decreto había dispuesto la creación de una colonia pastoril. Las  familias “se instalarán en concesiones de una legua de tierra, que gratuitamente se les dará en propiedad”, cada una “recibirá 500 ovejas, una vaca de cría, dos yeguas y un cuarto de tablas con techo de cinc”. Otro decreto autorizó “a enviar por cuenta del gobierno, a la Colonia Santa Cruz, diez familias argentinas (…) procedentes de los soldados licenciados del ejército de línea, con buenas notas en sus filiaciones”, racionamiento a cada familia por un año entregada por seis meses a la salida de Buenos Aires y además: cinco yeguas; diez cabras; herramientas varias, cuatro cueros vacunos, utensilios, lana para la confección de abrigos para cada familia y un fusil de cien tiros”. De “las diez familias de colonos que debían presentarse (…) solamente lo hizo” la pareja Albarracín González.
El lugar del asentamiento era conocido como “Misioneros”. El pionero “construyó corrales de matas para poder encerrar el piño durante la noche”. Años después, ya viuda, María Salomé, recordaría que “al ir mi esposo a largar la hacienda al campo tuvo la sorpresa de hallar al lado de los corrales unas 70 ovejas malvineras que llevaban dos o tres años de lana encima”. Suponían que era un piño extraviado desde Punta Arenas, “resultó una verdadera providencia pues con ellas Albarracín pudo obtener una excelente cruza, más adaptables que las Merinos traídas del Río Negro”.
Estuvieron allí casi cuatro años, una enfermedad lo obligó regresar a Buenos Aires. Albarracín liquidó la hacienda y luego se reincorporó al Ejército con su grado de teniente, que había obtenido al participar de la Guerra del Paraguay. Al agravarse su salud, falleció el 5 de noviembre de 1885 a los 35 años.

Autor : Bernardo Veksler
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