Se refugian en una gruta, por la noche se inunda y deben huir
El 23 de mayo de 1856

Se refugian en una gruta, por la noche se inunda y deben huir

23/05/2018
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uego de cinco días de un agotador viaje por la Patagonia, Auguste M. Guinnard y su compañero deciden pasar la noche en la ribera de un río “estrecho y profundo, encajonado en una barranca”. Aprovechan una gruta para protegerse del frío “de la noche, y como después encendimos también fuego en la gruta para sanearla, este asilo parecía prometer a nuestros cuerpos extenuados de cansancio una noche deliciosa de reposo”. Pero la energía que les demanda acondicionar la gruta les impide prestar “atención en la crecida  de las aguas, perceptible ya durante el día. Apenas habíamos cerrado los párpados, cuando nuestra gruta, inundada súbitamente tan revueltas como rápidas, estuvo a punto de ser nuestra tumba. No tuve tiempo más que para despertar a mi compañero y coger mis armas para huir” (Auguste M. Guinnard. Tres años de cautividad entre los patagones).
Pero, el intento de escapar de la trampa tendida por la naturaleza de la región no era nada fácil “para dos hombres sorprendidos por el peligro en su primer sueño, obligados a buscar su camino a través de las aguas y de las tinieblas, y reducidos a servirse de sus puñales como de escalones para trepar por un escarpe que reblandecido por la inundación amenazaba desmoronarse al menor movimiento algo brusco de su parte. La Providencia nos ayudó visiblemente, y llegamos a la cima de la ribera, sanos y con nuestras armas. Lo único que perdimos fue una parte de nuestra pólvora, de nuestras municiones y alguna ropa de muda abandonadas al torrente”.  
Debieron esperar tres días para poder atravesar el río y, con carencias absolutas de provisiones, tuvieron que comer “yerbas y raíces que no conocíamos y cuyo gusto era nauseabundo”.
La exploración de la Patagonia realizada por Guinnard le deparó una gran cantidad de infortunios. Entonces la frontera austral argentina alcanzaba a una difusa línea al sur de la provincia de Buenos Aires y el francés intentó “visitar los distritos fronterizos de las tribus indias, con la esperanza de encontrar mejores probabilidades en ese país menos frecuentado por los europeos; pero tampoco tuve en él más suerte que en las grandes ciudades ya por ellos explotadas”.
Pero, luego de salvarse de la crecida, el dúo de aventureros cayó en manos de los nativos. El compañero de Guinnard murió resistiendo y él fue llevado a las tolderías gravemente herido, donde permaneció tres años cautivo.

Autor : Bernardo Veksler
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