Lo cesantean en un barco y llega el primer anarquista fueguino
El 26 de julio de 1913

Lo cesantean en un barco y llega el primer anarquista fueguino

26/07/2018
E

l español Eduardo Puente Carracedo, que se desempeñaba como panadero en el buque Guardia Nacional, “fue dado de baja el 26 de julio por mal comportamiento y manifestar ser revoltoso entre la tripulación”, según indica un sumario policial, en momentos que arribaba al puerto de Ushuaia.
Desde esa fecha – continúa el sumario-, “quedó en esta capital trabajando como repartidor de pan, después como carpintero, y últimamente de periodista”. Esta última labor se refiere al haber propiciado la salida de un semanario que inexplicablemente denominó “El Sur Oeste”.
“El 12 de diciembre de 1916, sale “El Sur Oeste”, que llegó a tener cuatro ediciones semanales, tamaño tabloide. Su director fue el español Eduardo Puente Carracedo que adhería al anarquismo. Fue acusado de enfrentar a la policía, guardia cárceles y otros sectores con el gobernador Fernández Valdés. La reacción del mandatario fue expeditiva: lo mandó a prisión y le habría aplicado una receta conocida: una soberana paliza. Puente Carracedo luego tendría una importante labor precursora en la gestación del aguerrido sindicalismo santacruceño” (Bernardo Veksler. Historia del periodismo fueguino. Revista Ojo).
Las publicaciones periodísticas de la época se multiplicaron pero tuvieron poca continuidad y comenzaron a espaciarse.
De ese periódico sólo se conservó su edición número cuatro, editado como una hoja manuscrita de ambos lados. La portada tenía como título de su nota central: “Defender a la justicia es estar contra la autoridad”.
El artículo está dedicado al entonces gobernador territorial Manuel Fernández Valdés a quien le aconseja que se serene. Esta sugerencia se debía a un conflicto existente entre la policía territorial y los efectivos penitenciarios, que habría sido acicateada por el mandatario, y que corría riesgo de convertirse en un enfrentamiento físico.
Puente Carracedo fue detenido aparentemente por el contenido de su publicación, siendo sometido a malos tratos. Una denuncia efectuada por Roberto de Rosis sostiene que el español fue encerrado “descalzo, desnudo y sin gorra” y que fue víctima de un “bárbaro apaleamiento en los mismos calabozos de la Policía. Da cuenta de la situación “de martirio” que sufrió y que cuando fue liberado presentaba “equimosis en los ojos, desfigurado en forma lastimosa y con tremendos golpes y tumefacciones desde la cintura hasta la nuca”.

Autor : Bernardo Veksler
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