Apresan a Orkeke y se genera temor por la reacción de nativos
El 31 de julio de 1883

Apresan a Orkeke y se genera temor por la reacción de nativos

31/07/2018
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n la edición de este día, el diario La Prensa publica un artículo titulado “Los tehuelches prisioneros”, donde refleja la preocupación existente entre los pobladores de la Patagonia, al difundirse la noticia de la detención del cacique Orkeke.
“A estas horas, la noticia de la prisión de Orkeke y su gente ha de haber cundido por toda la Patagonia, y es racional creer, que los indios irritados por el asalto, recogerán el reto de guerra que se les arroja y se pondrán de pie para defenderse y ejercer represalias contra las apartadas poblaciones cristianas de este territorio, sus viejas amigas, convertidas hoy día en enemigas como consecuencia de la menguada hazaña del comandante Roa. Ahora habrá, o que satisfacer a los indios prisioneros, o que guarnecer con tropas la línea de las Sub-Prefecturas, emprendiendo operaciones de guerra de exterminio de la raza tehuelche”.
Entre las versiones recogidas existe “la posibilidad de que grupos dispersos de las indiadas de Inacayal y Sayhueke amagaran (atacar) las Sub-delegaciones del Sud”.
Los cuestionamientos del articulista se basaban en la actitud amistosa que siempre había tenido Orkeke con los forasteros y se lo menciona como un “amigo de los exploradores, el hombre bueno, el indio manso, el cacique que condujo a (George Chaworth) Munster a través del desierto patagónico” (Leoncio Deodat. Descubridor de historias).
En ese sentido, el diario hace una distinción entre la represión desatada contra las belicosas tribus del País de las Manzanas y la detención en Santa Cruz de Orkeke, e incautación de sus bienes y animales, en medio de una celebración. La Prensa “luego de aplaudir la operación militar contra Sayhueke”, considera que la represión contra Orkeke “no puede ser producido por una deliberada resolución del Gobierno, sino por una mala interpretación de sus órdenes. Y al apreciarlo así, hacemos al Gobierno un honor debido porque no podemos conceptuarlo capaz de cometer conscientemente un acto tan imprevisor y salvaje como el mencionado”.
En otro párrafo agrega: “¿Cómo creer que deliberadamente haya mandado asaltar y saquear una tribu amiga y mansa, que jamás ha hostigado el ejército, y que, por el contrario, ha fraternizado honradamente con las poblaciones cristianas plantadas en las soledades de la Patagonia? ¿Cómo justificar ese acto cruel e ilegítima persecución a hombres que nunca nos hicieron daño?”

Autor : Bernardo Veksler
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