Bridges se preocupa por los tumultos y peleas entre nativos
El 15 de agosto de 1875

Bridges se preocupa por los tumultos y peleas entre nativos

15/08/2018
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ldquo;La semana ha sido perturbada en relación con los nativos, entre los cuales ha habido varios tumultos. Todo el mundo en este lugar parece haber tenido una pelea con algún otro en un día o dos”, así describe, este día, Thomas Bridges el clima de tensión que se vivía entre los canoeros que estaban en la Misión Anglicana de Ushuaia (Los indios del último confín).
En esos días, una nevada había generado un gran barrial en la zona y se habían congregado “muchas familias, todas las cuales están deseosas de ser empleadas”.
Frente a los continuos disturbios que se producían, Bridges había intentado calmar los ánimos. “He tenido oportunidad de adecuar mis enseñanzas a las circunstancias actuales. La asistencia ha sido buena y confío que habiendo probado los males del crimen, la ignorancia y la desobediencia a la ley de Dios, se empeñarán más fervientemente por andar por los caminos de la santidad y la paz”.
Unos días antes, las peleas habían tenido como centro una disputa matrimonial. Un nativo apodado “Tom Post” había maltratado a su mujer, quien “se ofendió tanto que se negó a vivir con él y se radicó con sus padres, que cálidamente abrazaron su causa (...) Por lo tanto, hubo un gran disturbio, en el cual estuvieron implicados muchos y Tom Post quedó con la cabeza herida malamente. Vino para que se la vendara y aproveché la ocasión para razonar con él. En su gran furor contra su esposa (que también es de mal carácter) y sus parientes, estaba ciego hacia sus propias faltas y prometió enmendarse”.
Como consecuencia de la agresión sufrida y de las reflexiones que realizara con Bridges, Tom Post decidió permanecer soltero “y que no tendría nada que ver con su suegro, que siempre le estaba sacando algún regalo”.
Al radicarse en las proximidades de la misión, se generó un clima de malestar, debido a que Tom Post “odiaba a sus antiguos amigos de aquí” y habían “llegado rumores de sus amenazas y malos propósitos”. Bridges confiaba que “se enfriarán al pasar el tiempo y se dé cuenta de que no tiene poder para cumplirlos con seguridad”.
Ante el clima de tensión imperante, Bridges confiaba en la labor reflexiva de sus conversaciones con los más belicosos, trató “de suavizar asperezas y dirigir a todos los presentes a la humildad y la vigilancia contra el pecado y a los culpables a la penitencia y a la corrección” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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