ste día, se abre al público la Exposición Nacional de 1898, que el presidente de la Nación Julio Argentino Roca había inaugurado en un acto, el día anterior, con presencia de funcionarios, delegaciones del interior e invitados selectos. En esta exposición de productos de la industria nacional tiene una destacada participación la delegación fueguina.
El gobernador territorial, Pedro Godoy, había conformado una comisión organizativa del stand fueguino que se proponía promover los productos elaborados en la isla. La comisión fue integrada por Pedro Della Valle, director de la Cárcel de Reincidentes; Juan Lawrence, superintendente de la misión anglicana; el secretario de la Gobernación Mariano Muñoz y Luis Fique, comerciante y pionero en la explotación y enlatado de productos del mar.
El stand fueguino obtuvo tres medallas de plata, una de bronce, tres menciones honorables y un gran diploma de honor. Los productos premiados fueron las maderas nativas, el carbón de piedra, aguas minerales, muestras de ocre, productos vegetales, aceite de lobos marinos, muestras de lanas y cueros de lobos marinos y nutrias.
Uno de los rubros que despertó mayor interés fue el carbón fósil fueguino, que fue experimentado en un taller siderúrgico porteño con excelentes resultados.
La revista de la muestra, publicó que “en estos momentos en que tanto se habla del carbón de piedra argentino traído de la Tierra del Fuego, y de sus análisis y ensayos, es de toda oportunidad que hagamos conocer” sus bondades.
Las muestras de carbón fueron extraídas de la explotación minera de Somoza y Miró, en las proximidades del estrecho de Magallanes.
La exhibición productiva se desarrolló en la plaza San Martín, en las proximidades de Retiro, donde se montó un edificio de hierro y vidrio, que había sido construido para participar en la Exposición Universal de París de 1889.
“En el recinto, artísticamente adornado, se dio cita el día de la apertura todo lo más encumbrado de la banca, las artes, las ciencias, el comercio y la industria (...) Alegra la vista y levanta el ánimo contemplar los brillantes escaparates, que rebosan de artículos que hasta hace poco eran renglón de importación europea; los hermosos kioscos, formados con la materia prima de industrias diversas que el país exportará” y donde “nuestros comerciantes afamados presentan sus mercaderías” (Revista Caras y Caretas" , 22/10/1898).
