ste día, se produce el pasaje del planeta Venus por delante del Sol. “Este fenómeno se repite en los siglos durante dos ocasiones con un intervalo de ocho años. Por ser generalmente favorables las condiciones atmosféricas, la elección recayó en Hartford y Aiken en Estados Unidos de Norteamérica, y en Bahía Blanca y Punta Arenas en la Patagonia” (Rodolfo Cananor. Cronología patagónica).
El fenómeno atrajo el interés de científicos de diversos países que enviaron equipos para poder observarlo. “A Bahía Blanca llegó de Alemania todo el material necesario para armar el observatorio de tres telescopios y en Punta Arenas los alemanes erigieron una construcción piramidal de diez metros de altura. La misión francesa armó tres observatorios: el primero sobre la margen sur del río Santa Cruz, el segundo en la desembocadura del río Chubut y el tercero en Carmen de Patagones. La misión norteamericana instaló su observatorio también en Santa Cruz. Finalmente, la misión dispuesta por el gobierno de Brasil instaló dos observatorios: uno en Punta Arenas, y el otro en una isla del estrecho de Magallanes cercana a la costa de Tierra del Fuego y de la bahía Gente Grande” (op.cit.).
La expedición comandada por Louis-Ferdinand Martial también estuvo abocada a esta observación. La “Misión al Cabo de Hornos” se instaló en la bahía Orange, situada en la isla Hoste, sobre el canal Murray, que desemboca en el Beagle desde el sur.
“A las 9:20, momento del primer contacto, el sol estaba completamente ocultado y fuertes chubascos de granizo se sucedían con rapidez. Algunos instantes después el cielo se despejó un poco y las nubes principiaron a desfilar rápidamente sobre el disco del astro, que aparecía con todo su esplendor en los intervalos; se distinguió perfectamente el planeta, que formaba una escotadura muy neta en la orilla del disco solar, y a las 9:33, durante una buena aclarada, aquel se vio otra vez con toda nitidez y se pudo observar el segundo contacto. Después se cubrió nuevamente (…) hasta las 3. A esa hora el cielo volvió a despejarse y se pudo observar el tercero y cuarto contacto” (Louis-Ferdinand Martial. Misión al Cabo de Hornos).
A pesar de las dificultades climáticas, “se habían podido observar tres contactos, lo que alcanza a suministrar elementos de gran importancia para el estudio de este problema de astronomía” (op.cit.).
