n la sesión llevada a cabo este día, la Legislatura de Tierra del Fuego aprueba la Ley N° 61, por la cual se formaliza la instauración del “Escudo de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”.
Dada la dependencia del Territorio del Poder Ejecutivo Nacional, hasta entonces se utilizaba el Escudo Nacional, desde el establecimiento en Ushuaia, en 1884, de las autoridades designadas por Buenos Aires.
El símbolo fueguino surgió de un concurso público convocado por el Ejecutivo provincial que arrojó como ganadora a la obra presentada por Rosana Giménez.
Dicho concurso fue convocado ante la necesidad de que la flamante provincia, al igual que sus similares, contara con un blasón que la identifique. En las bases del concurso se establecieron los requisitos básicos que deberían contar los diseños que se presenten a la convocatoria: “el escudo y su simbología deberían tener en cuenta el espíritu del pueblo fueguino, su historia, tradición, cultura, ubicación geográfica, soberanía y recursos naturales”.
Del escueto texto de la ley no surgió una descripción pormenorizada del escudo, como tampoco un facsímil fiel del diseño aprobado, dado que el anexo donde se reprodujo su imagen fue impreso en blanco y negro.
Por ese motivo, el 4 de febrero de 1993, la Secretaría de Gobierno y Trabajo emitió, a los fines de complementar lo publicado en el Boletín Oficial el 6 de enero de 1993, una reproducción del escudo a color y detalló su significado del siguiente modo: "… resalta al ave, tan abundante en la región, en su actitud de vuelo. El fuego, cerrándolo todo, como el elemento que acompaña desde sus orígenes a los habitantes. El Sol, Astro Rey, simboliza la totalidad del hombre. La montaña Nevada, característica de la región cercana a la Cordillera. El Agua, elemento presente en los cuatro puntos cardinales y el Pingüino, como ejemplar representativo de la fauna austral".
Con posterioridad se estableció que el "ave característica" de Tierra del Fuego es el albatros.
La presencia de cuatro pingüinos mirando hacia objetivos distintos, fue interpretado como una observación hacia los cuatro puntos cardinales. Aunque hubo voces discordantes que irónicamente sostuvieron que era una metáfora de las habituales controversias que se originan en la sociedad y las dificultades de los fueguinos para lograr superarlas.
