Una tribu con marinos desertores se presenta ante misioneros
EL 4 DE ENERO DE 1834

Una tribu con marinos desertores se presenta ante misioneros

04/01/2019
E

ste día, se presentan ante los misioneros norteamericanos Titus Coan y el reverendo Arm una tribu aoniken que contaba entre sus filas a “dos individuos que los saludaron en inglés (...) Quienes confesaron en seguida ser tripulantes escapados de sus barcos, y que por estar cansados de la férrea disciplina de a bordo, ocho meses antes habían resuelto elegir lo que ellos creyeron sería el camino de la libertad” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
Pero, la convivencia con los nativos no fue todo lo grata que imaginaron. “Arrepentidos bien pronto del acto de locura cometido, tratados peor que esclavos y obligados a marchar descalzos, acudían presurosos ahora a solicitar amparo a los recién venidos, pero sin declinar por ello su degradación moral, siempre descreídos y profanos (…) tal fue el cuadro de miseria humana que esos hombres blancos ofrecieron a la piedad de los misioneros”.
Los religiosos se proponían hacer un relevamiento sobre las actitudes de los nativos, con el propósito de definir a su retorno la posibilidad de establecer una misión permanente en territorio santacruceño.
Dos días después, “hizo su entrada en escena la comitiva encabezada por la reina María, acontecimiento esperado con verdadera impaciencia”, Coan hizo esta descripción: “…es una mujer de edad, alta, desarrollada, y bien formada, con un rostro suave y en cierto modo inteligente. Esta parcialmente civilizada; ha visitado las islas Falkland, y conversa tolerablemente en español. Se muestra amable en su trato, y dijeron, con su cuarto marido, cuyo nombre es Kahatech. Tiene cuatro hijos, a saber: Parpon, Toorloon, Checo y Bistante. El mayor es capitán de la tribu”.
María no se distinguía por el tipo de vestimenta del resto de las mujeres, salvo por la prestancia de su desenvolvimiento.
Los misioneros debieron acelerar la salida, dado que los nativos, al enterarse de su inminente partida, comenzaron a manifestar hostilidad con los forasteros.
Para poder garantizar la partida, invitaron a María a subir al barco, de esa manera, la presencia de la primera dama tehuelche obró como una garantía de inmunidad de los misioneros.  
Así pudieron resolver la carga de sus provisiones e implementos, para los cuales necesitaban de los caballos de los nativos, y la llegada a bordo de los norteamericanos, concretándose en una operación similar a un intercambio de prisioneros.

Autor : Bernardo Veksler
Etiquetas
Cuál es tu opinión sobre la nota?
  • Me interesó
    100%
    9 votos
  • No me interesó
    0%
    0 votos