Destinan cincuenta mil hectáreas a la primera reserva indígena
EL 11 DE ENERO DE 1898

Destinan cincuenta mil hectáreas a la primera reserva indígena

11/01/2019
E

ste día, un decreto, firmado por el presidente José Evaristo Uriburu, crea la primera reserva indígena de Santa Cruz, denominada Camusu Aike, para ese propósito destina 50 mil hectáreas.
“Más allá de un agostero acto humanitario hacia una raza que se iba, la acción de concentrar a la indiada disimulaba una medida cautelar ineficaz como las anteriores. Lejos del desvanecimiento de discrepancias culturales, las partidas de caza continuaron y las sustracciones de ovejas y consiguieron quejas de sus propietarios también” (Patricia Halvorsen. Identidades enmascaradas en la Patagonia).
A pesar de la medida, los hábitos ancestrales de los nómades continuaban y su alimentación seguía siendo provista por la caza, que incluía a las recientes incorporaciones faunísticas.
Con el cambio de siglo, “gran parte de la superficie territorial se hallaba ocupada, el tendido de alambrados proliferaba coartando las posibilidades de caza del indio y los reclamos continuaban. Eran años prósperos y en esa coyuntura, la ganadería ovina representaba la riqueza activa de Santa Cruz.
En ese contexto se pensaba, paradójicamente, que la solución parecía residir en la fuente que había disparado el problema: la cría de ovejas. Se decide entonces, instruir a los habitantes de la reserva en el campo de la producción que sustentaba la economía regional; producirían su alimento y eso aseguraría, sino el fin, una merma de la instaurada modalidad de abigeato como paliativo del hambre”.
Con ese fin se creó un patronato para capacitar a los nativos en la ganadería y se subsidió el proyecto para dotarlos de recursos para que sea exitoso.
El aprovechamiento de la inexperiencia de los nativos en el mundo capitalista y su concepción libertaria de la vida, generaron que muchos vecinos de la reserva comenzaran a expandirse de facto por ese predio. Existen “denuncias sobre vecinos involucrados en maniobras non santas para usufructuar en beneficio propio los campos destinados a la indiada. Gruesos expedientes prueban que la modalidad se extendió en tiempo y espacio”.
 El proyecto no prosperó. “Sólo contados nativos, propietarios de algunas ovejas, accedieron a fracciones pastoriles que en general no conservaron. Algunos individuos y hasta familias completas partieron de sus comunidades motivados por la posibilidad de mejorar condiciones de vida, pero otros fueron obligados a trasladarse” (op.cit.).

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