ste día, el presidente de Chile Arturo Alesandri firma el decreto supremo 690, por el cual renueva “el arrendamiento de 707.385 hectáreas de las 950.000 que hasta entonces detentaba” la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. “Así esta compañía debe restituir al Fisco las 242.615 hectáreas que conformaban la superficie de sus dos grandes estancias “Springhill” y “Río de Oro”, lo que efectivamente se produjo a partir del 1° de enero de 1939” (Mateo Martinic B. La Tierra del Fuego).
No obstante, la devolución del 25 por ciento de sus arrendamientos de tierras fiscales, el decreto constituyó una concesión importante a los intereses de la familia Braun. En los años 1930-1932, se había gestado en Magallanes un movimiento regionalista que demandaba la recuperación “del gran latifundio fiscal arrendado a las sociedades ganaderas y su subdivisión para la recolonización”. El reclamo logró, en 1937, la aprobación de la Ley 6.152, “llamada con propiedad “de tierras de Magallanes” (…) que regularía el proceso de subdivisión rural durante los próximos veinte años”.
Ante la inminencia de un cambio de la política rural y de tenencia de la tierra, la familia Braun comenzó a mover sus influencias “buscando sin duda precaverse de las circunstancias que pudieran derivarse del próximo cambio de administración presidencial, gestionaron en forma anticipada la renovación de los arrendamientos fundiarios que vencían en 1944”.
Similar procedimiento se utilizó luego con otras empresas, como “la Sociedad Ganadera Gente Grande”, que debió restituir al estado 29.860 hectáreas, y la “Sociedad Industrial y Ganadera de Magallanes, (…) se adelantó a devolver anticipadamente 258.000 hectáreas que conformaban los terrenos más difíciles de explotar y renovó el arrendamiento de sólo 70.000 hectáreas”.
“Así y en el transcurso de un año, retornaron al Estado virtualmente 530.000 hectáreas de campos fueguinos, más de la mitad de los cuales eran excelentes para uso pastoril. Había sido aquel un gran avance para la causa recuperacionista – subdivisionista” que había propugnado el movimiento generado en la Región Magallánica.
Las mejores tierras recuperadas fueron divididas en lotes de 2.500 hectáreas, se creó una colonia agrícola en Porvenir “con 32 parcelas de una cabida media de 370 hectáreas cada una”. El resto quedó para una “ulterior división” (op.cit.).
