na carta, fechada este día, dirigida por el español Eduardo Puente al juez Francisco S. Aguilar, denuncia la persecución que sufre por parte del “comisario inspector de la policía” Marcelino Mendoza, desde que se produjo una disputa en una partida de truco.
Puente relata que habiendo sido “invitado a inaugurar un Establecimiento de Bebidas”, en Ushuaia, se encontró en el lugar con “D. Tomás Beban, D. José Romero, D. Fadul Ranchi (?) y D. Marcelino Mendoza” y, éste último, “habiéndose suscitado una discusión sobre una jugada del “Truco” me amenazó, me maltrató de palabra y obra y trató de mandarme preso, a lo que se opusieron los vecinos que se encontraban presentes, mas luego de noche (…) mandó a mi domicilio seis u ocho agentes de Policía capitaneados por un sargento (procesado en ese tiempo) y con intimación de que me diera preso o me pegaba un tiro para lo cual esgrimía un revólver en la diestra” (Arnoldo Canclini. Indios, Policías y Agitadores).
El denunciante intentó saber la razón de “semejante atropello y la contestación no se hizo esperar que lo mandaba el Sr. Mendoza”. Puente pidió que se “retiraran que al otro día haría acto de presencia en la comisaría”. Pero, la partida policial no desistió de su misión y “sin la oportuna llegada del digno oficial del Cuerpo de “Guardia Cárceles” seguramente me hubieran rematado”. Así, “fui conducido a la Policía local descalzo y desnudo y sin gorra”.
Al arribar a la dependencia policial, “fui encerrado en un calabozo hasta el otro día que enterado el Señor Juez me puso en libertad pero imponiéndome una multa”.
Pero, los incidentes continuaron sucediéndose: “el Señor Mendoza sigue atropellándome sin consideración y a despecho de todos”. Entre las afectaciones sufridas, Puente relata: “Vivo en una pieza solo y de ella noté que me faltaban algunas prendas de ropa interior hice la correspondiente denuncia a la Policía local, especificando el hurto”, sin obtener novedad.
Luego, Mendoza “me encontró en el “Hotel Colón” donde yo comía a pensión y me desafió y provocó con palabras indecorosas y groseras hizo ademán de sacar su cuchillo”. El incidente no pasó a mayores, pero Puente fue detenido en la Guardia. Al otro día, al llegar Mendoza, “con grosería de malevo me hizo levantar y encerrar en el calabozo”. El apresamiento se repitió acusado de una contravención y en estado de “incomunicado” (op.cit.).
