Descalifican versiones sobre contactos con los milodones
EL 24 DE ABRIL DE 1901

Descalifican versiones sobre contactos con los milodones

24/04/2019
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ste día, el diario “La Prensa” publica una entrevista  al explorador Hesketh Prichard, a su regreso a Buenos Aires luego de una expedición de varios meses por el oeste santacruceño, donde reconoce “que hace ya siglos que el Mylodón ha dejado de pertenecer al mundo de los vivos”, poniendo punto final a sus expectativas de encontrar con vida a ejemplares de esa especie.    
En los últimos años del siglo XIX comenzaron a difundirse testimonios que despertaron ilusiones sobre la supervivencia del milodón.    El primero fue del entonces gobernador de Santa Cruz, Ramón Lista (1887-1892), quien afirmó que en una de sus recorridas por el oeste del territorio se enfrentó con “un animal monstruoso al que le disparó varios tiros, despareciendo herido en unos matorrales”. Al ser consultado por un periodista, el propio Florentino Ameghino, da crédito a la versión entregada por Lista y concluye que él debe doblegarse ante las evidencias, puesto “que hay los pedazos de la piel coraza que no pueden pertenecer a ninguno de los animales contemporáneos conocidos” y considera sincero al gobernador (Ramón Arriagada. Portal Sin recortes ni censuras).
Luego se difunde una versión brindada por un tehuelche quien aseguró haber matado
al extraño “Yemis Che”, “para ello usó las dos armas de los indios pampeanos: la bola perdida y las boleadoras. Con la primera arma, diestramente lanzada le destruyó el cráneo y “lueguito lo aproveché y le caí con las boleadoras hasta acabarlo”. Ameghino “como buen científico duda sobre las características del animal cazado. Duda respecto a que sea un Neo Mylodón, se inclina hasta por la muerte de un oso hormiguero, que los había en gran número y gigantes en territorios del vecino país”.
Para entonces, el sueco Otto Nordenskjold había encontrado un cuero de milodón en una cueva cercana a Puerto Natales, “tapando el esqueleto de un ser humano” y había constatado que el cuero como coraza “evidentemente estaba trabajado por la mano del hombre”, por lo tanto las pieles del “Uyenis Che”, sirvieron de abrigo y coraza a los nativos.    
Se fueron sumando evidencias que dispararon las fantasías de exploradores europeos y el entusiasmo de los visitantes del Museo de La Plata que hacían largas colas para poder visualizar un trozo de cuero con pelo rojizo, un hueso y excrementos de la especie extinta, de la familia del perezoso, típica del Pleistoceno.

Autor : Bernardo Veksler
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