ste día, “los indios nos trajeron tres ovejas y algunos mejillones. Son gente de pequeña estatura, bien conformados, de cutis oliváceo, con cabello negro; de comportamiento muy civil; llevan poca ropa, fuera de algo en torno a la cintura, a pesar de que el clima es frío en exceso. Se quedaron toda la noche, pues el tiempo está muy lluvioso y ha estado así desde que llegamos aquí; el viento sopla del norte al noroeste (…) cayó nieve en abundancia, tanta que las montañas están cubiertas de ella. Las heladas son muy intensas y encontramos que el frío es extremado” (John Bulkeley y John Cummins. Un viaje a los mares del sur en los años1740-1741).
En este episodio, los autores se refieren a nativos kawéskar, habitualmente considerados como los más díscolos y agresivos con los forasteros.
Los ingleses pertenecían a la fragata HMS “Wager”, que no pudo continuar con su recorrido de las costas australes chilenas al chocar -en plena madrugada del 14 de mayo- su proa con “una roca hundida, que según la sonda estaba a catorce brazas; pero al no alcanzar a tirar el ancla a tiempo y al estar rodeados de rocas por todas partes, el barco golpeó una segunda vez, lo que rompió la cabeza del timón; así que nos vimos obligados a gobernarlo con la vela mayor y la gavia. Un corto tiempo después, golpeó, se anegó y encalló entre dos pequeñas islas, lugar donde la Providencias nos dirigió para que pudiéramos salvar nuestras vidas”.
El navío pertenecía a la escuadra del comandante George Anson, “que estuvo marcada por terribles calamidades desde su partida el 18 de setiembre de 1740 (…) Expedición trágica en muchos aspectos y en especial porque una sola de las seis naves que integraban la escuadra sobrevivió y regresó a Gran Bretaña después de una larga travesía de cuatro años alrededor del mundo”. Los autores del libro, Bulkeley y Cummins, contaban “con el rango de oficiales cumpliendo los roles de artillero y carpintero respectivamente” (Ricardo Bastida. Estudio preliminar de “Un viaje a los mares del sur en los años1740-1741”).
Ante el siniestro, 140 tripulantes pudieron llegar a la costa en los botes disponibles, quienes vivieron una situación por demás caótica, con pendencias, enfrentamientos y 44 muertos por distintas causas. Algunos se propusieron reconstruir un navío y emprender el retorno a su país, al que pocos sobrevivientes alcanzaron a llegar, en enero de 1743.
