Piedrabuena abastece de mercaderías a ocupantes de Malvinas
EL 31 DE MAYO DE 1864

Piedrabuena abastece de mercaderías a ocupantes de Malvinas

31/05/2019
E

l pailebote nacional Espora, conduciendo mercaderías en general, aparece en Puerto Stanley al finalizar el mes de mayo, procedente de Buenos Aires. Con casi 157 toneladas de porte, arriba al mando del capitán Luis Piedrabuena y una tripulación de once hombres a sus órdenes” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
La inclemencia ambiental constituía un elemento desalentador de la actividad  isleña, haciendo más penosa la supervivencia de sus pobladores. El extremo aislamiento en que vivían los ocupantes británicos de las islas Malvinas, comenzó recién a atemperarse a partir de la inauguración, en 1864, de “un servicio postal marítimo, más o menos periódico, (…) entre Puerto Stanley y Montevideo. En el futuro las comunicaciones ya no dependerían como antaño, de la buena disposición de terceros, que aceptaban llevar o traer correspondencia sólo en ocasión de tener una recalada en Malvinas prevista de antemano, insegura siempre por estar sujeta a una serie de factores imponderables. Ahora serían viajes redondos y constantes (…) a cargo de la goleta Foam, veterana del mar Ártico”.
La instalación de esta conexión marítima, habilitó también oportunidades para traficar con Malvinas a comerciantes que acostumbraban a navegar por los mares australes y que la escala en Puerto Stanley significaba una garantía de lucro que aportaba a la sustentabilidad de sus incursiones por el Atlántico Sur.
“La afluencia cada día mayor en el puerto de naves mercantes con matrícula extranjera, señalaba la necesidad de contar con representantes de los respectivos países, capacitados para intervenir en el giro de la carga, en las cuestiones vinculadas con el rol de las tripulaciones y en el comportamiento de éstas en tierra”. Así, comenzaron a actuar estos gestores comerciales que regulaban la oferta y la demanda en la capital malvinera.
Para ese entonces, la actividad regenteada por los ocupantes británicos se desenvolvía con extrema morosidad. Tanto es así, que quedó registrado que fueron considerados hechos auspiciosos el cambio, en 1858, del destacamento de soldados “por treinta y cinco infantes de marina, casados y con hijos”; y, en 1862,  “la entrada de trece inmigrantes, la mayoría esposas de escoceses pastores de ovejas, que alentadas por el Departamento de Tierras, se habían animado a reunirse con sus maridos, ya afincados en las islas” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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