uego de siete meses de navegación, con una dotación de 114 científicos a bordo y más de cien mil muestras recogidas, la expedición “Malaspina 2010” regresa de su periplo a través de océanos afectados por la acción humana.
La recorrida se extendió por 32 mil millas náuticas, también, para rendir homenaje a la misión científica emprendida por el oficial italiano Alejandro Malaspina, a órdenes de la corona española, en 1789.
“Doscientos años después, el mar parece haberse vaciado de grandes animales”, fue una de las conclusiones de la misión, dado que “Malaspina relataba su encuentro con tiburones, delfines, peces voladores, medusas, bonitos y holoturias” (Diario El País. Madrid, 7/8/2011).
"Siempre nos sorprende que durante meses cruzando cuencas oceánicas, raramente vemos algún animal. Ni ballenas, ni tiburones, ni peces grandes. Y cuando uno pasa tantas horas, días, semanas y meses en el océano, eso llama la atención", señaló el investigador Carlos Duarte, coordinador del proyecto.
Navegaron por los océanos Atlántico y Pacífico, que evaluaron como “pobres en nutrientes” y “que no albergan animales grandes como ocurre en lugares más ricos en alimentos como el propio cabo de Hornos o las regiones más frías, el Ártico o la Antártida”.
A partir de su dilatada experiencia como investigador, Duarte percibió que algo va mal. "Esa ausencia de organismos grandes en el océano no es natural, es una consecuencia de la extraordinaria presión de la pesca. Si Darwin o el propio Malaspina hubieran navegado por donde fuimos nosotros, no solo habrían visto muchos más peces, mamíferos y organismos grandes, sino que se habrían ido alimentando durante su navegación de la pesca. Eso ahora es imposible. Lo más que hemos llegado a ver en siete meses de navegación es alguna tortuga marina, algún pez luna, algún tiburón, peces ballesta y aves".
Los científicos pudieron determinar, además, que “el plástico se las arregla para alcanzar los lugares más remotos” del océano. “En el Atlántico Sur -explica el investigador Josep Gasol- encontramos grandes cantidades de trocitos de plástico en la superficie del mar, en una zona bastante alejada de la circulación de los barcos".
Estimaron que ha aumentado hasta cuatro veces la concentración de plásticos en los océanos, entre los años setenta y noventa. Materiales que no se degradan y permanecen durante siglos en las aguas.
