Muere Julio Leguizamón, conocido como ‘cacique del lago’
EL 20 DE AGOSTO DE 1962

Muere Julio Leguizamón, conocido como ‘cacique del lago’

20/08/2019
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ste día, fallece Julio Leguizamón, “por insuficiencia cardíaca a los 69 años, hijo de Julio Leguizamón, argentino fallecido, y de Felicita Kuayar, argentina fallecida” (Oscar Domingo Gutiérrez. Los Selknam, ausencias y presencias).
El autor extrajo de sus memorias de la infancia la experiencia vivida como ocasional participante de las exequias, al ser convocado por el párroco para acompañar como monaguillo “los funerales de un Cacique”. “Al rato estaba caminando por calles barrosas, siguiendo un cortejo donde hombres vestidos de oscuro, transportaban el féretro recién terminado, donde estaban los restos de don Julio Leguizamón. Algunas mujeres balbuceaban letanías, mientras yo recomponía mi mundo de vivencias al protagonizar esta ceremonia para la que no me sentía preparado”.
Leguizamón se había convertido en una figura destacada entre los sobrevivientes de su pueblo al haber podido asimilar ciertos hábitos culturales europeos, desarrollando una hacienda en la zona del lago Fagnano, con una amplia vivienda que prestaba servicios de hotelería y gastronomía.   
Un visitante de la isla que se alojó en la casa, en los años cuarenta, así lo recordó: “hombre alto y fuerte, dueño de casa, moreno, bigotudo, de abundante negra cabellera, aspecto serio y bonachón, vestido como campesino acomodado”.
El anfitrión lo recibió con amabilidad: “Pidan lo que gusten, aquí hay de todo, whisky, aperitivos, comida; mientras el cacique máximo de los indios onas, pobladores de la reserva de cuatro lotes en aquella comarca hacía los honores y sobre el mostrador tomábamos el aperitivo, íbamos observando los detalles de aquel negocio de campaña, limpio, bien surtido; consumimos buenos vasos de lo que nos sirvieron, mientras la esposa del dueño de casa preparaba la cena; allí había de todo, amplia cocina muy abrigada en la que se veía un buen fogón; comedor muy coqueto donde pronto estuvo preparada la mesa limpia y bien servida por la indiecita hija de Leguizamón, la que nos trajo rico jamón bien curado, sabrosas costillas de tierno corderito, dulces, quesos y excelente vino”.  
En su crónica, rememoró que luego de la cena, “mientras saboreábamos café y licores, que no tenían nada de indios, Leguizamón, el hombre de tez tostada, de noble aspecto y sereno continente, cuenta las luchas de nativo; es razonador, mesurado, de fácil y culta expresión…” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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